6.
LA
COBARDIA.
El
que
duda.
El
pecado
radical
del
6
es
el
miedo,
un
sentimiento
que
surge
cuando
se
prevé
una
amenaza
y
que
puede
deberse
a
causas
externas
o
internas.
La
amenaza
o
la
sensación
de
peligro
puede
ser
real
o
imaginaria
y
puede
guardar
relación
con
realidades
presentes
o
futuras.
El
6
es
un
especialista
en
idear
escenarios
catastróficos
y
es
prisionero
de
sus
propias
trampas
mentales.
Los
miedos
que
le
torturan
tienen
diversos
nombres:
miedo
al
cambio,
miedo
a
equivocarse,
miedo
a
lo
desconocido,
miedo
a
la
soledad,
miedo
a
la
critica,
a
la
hostilidad,
al
engaño
o
a
la
traición...
Frente
a
estos
miedos,
encuentra
seguridad
y
refugio
en
la
autoridad
externa
y
en
aquellas
instituciones
que
representan
puntos
firmes
de
referencia
para
su
acción.
Los
sufíes
definieron
a
la
Iglesia
Católica
como
una
iglesia
constituida
por
tipos
6
pensaban
efectivamente
que
el
sistema
romano
se
basaba
excesivamente
en
el
temor
y
y
había
llevado
a
muchas
personas
a
tener
miedo
de
Dios,
del
clero,
de
los
pecados
mortales,
de
sí
mismos
y
de
su
propio
cuerpo.
Especialmente
en
el
periodo
que
precedió
al
Vaticano
II,
la
Iglesia
a
través
de
la
fidelidad
y
la
obediencia
a
sus
verdades
absolutas
e
indiscutibles,
se
presentó
como
un
lugar
ideal
para
las
personas
inseguras.
El
miedo
de
los
6
puede
asumir
diversas
manifestaciones:
-
La
incertidumbre
crónica:
el
6
vacila,
no
porque
esté
confuso
acerca
de
las
tareas
que
debe
realizar,
sino
porque
cuestiona
sus
propias
capacidades.
A
menudo
carecen
de
confianza
personal,
dudan
de
sí
mismas,
vacilan
a
la
hora
de
tomar
decisiones
y
tienden
a
recoger
constantemente
nuevas
informaciones
para
no
correr
el
peligro
de
equivocarse.
-
La
dependencia:
La
recuperación
de
la
seguridad
personal
se
produce
a
través
de
la
fiel
observancia
de
reglas
y
normas
y
la
obediencia
a
la
autoridad,
mientras
que
las
situaciones
no
estructuradas
provocan
ansiedad.
-
La
sospecha:
El
6
no
se
fía
fácilmente
de
las
personas
y
tiende
a
dudar
de
las
intenciones
de
los
demás.
Presta
atención
a
dudar
de
las
intenciones
de
los
demás.
Presta
atención
a
los
mensajes
verbales
y
no
verbales
o
a
los
significados
ocultos,
desconfía
y
critica
a
quien
transgrede
y
esta
siempre
atento
a
prevenir
eventuales
peligros.
-
La
intolerancia
ante
la
ambigüedad:
esta
personalidad
tiene
necesidad
de
claridad,
de
llamar
a
las
cosas
por
su
nombre
y
no
soporta
la
idea
de
la
ambigüedad,
por
eso
puede
mostrarse
rígido
e
inflexible
frente
a
aspectos
o
interpretaciones
de
la
verdad
que
no
coinciden
con
la
suya
propia
o
que
le
parecen
dudosas
y
ambivalentes.
-
La
búsqueda
de
amistad:
el
6
evita
el
peligro
de
ser
rechazado
promoviendo
una
imagen
positiva
de
si
a
través
de
la
hospitalidad,
la
afabilidad
y
la
amabilidad
a
veces
pecando
de
obsequioso
o
exageradamente
fiel.
La
salida
del
"seis"
está
en
desarrollar
la
virtud
del
valor,
que
puede
cultivarse
mediante
la
practica
de
actitudes
como
las
siguientes:
-
Consolidad
la
propia
autoridad
interior.
-
Aprender
a
correr
riesgos
y
a
tomar
decisiones
para
ganar
confianza
en
uno
mismo.
-
Crecer
mas
en
los
valores
de
fondo
que
en
las
normas
o
en
las
instituciones.
-
Privilegiar
la
acción,
en
lugar
de
obsesionarse
con
elucubraciones
mentales
teñidas
de
miedos
y
peligros
a
menudo
imaginarios.
-
Responsabilizarse
de
las
propias
opciones
y
acciones,
sin
esconderse
detrás
de
la
autoridad.
-
Expresar
con
claridad
las
propias
ideas
sin
dejarse
llevar
por
el
miedo
o
por
la
duda
frente
a
las
posibles
reacciones
o
criticas.
-
Promover
la
propia
autonomía
e
independencia,
tomando
decisiones
en
sintonía
con
los
propios
valores,
aunque
puedan
contrastar
con
el
parecer
de
los
demás.
-
Ser
audaces,
no
tener
miedo
a
tener
valor.
Temeroso,
obediente,
lleno
de
dudas.
El
pensar
sustituye
al
hacer,
teme
hacerlo
por
temor
de
ser
atacado
al
exponerse.
Es
leal
a
la
causa,
vacila,
se
siente
perseguido
y
se
rinde
cuando
le
acorralan.
Al
sentirse
acorralado
sale
a
enfrentar
el
terror
de
forma
agresiva.
Los
seis
mas
trabajados
pueden
ser
excelentes
miembros
de
un
equipo,
soldados
leales
y
buenos
amigos.
Trabajan
en
una
causa
de
la
misma
manera
que
otros
trabajan
para
su
beneficio
personal.
Los
Seis,
de
jóvenes,
recuerdan
haber
temido
a
las
personas
que
tenían
poder
sobre
ellas
y
haber
sido
incapaces
de
actuar
por
sí
mismos.
Para
aliviar
esta
inseguridad
tratan
de
encontrar
una
figura
protectora
sólida
o
ir
en
contra
de
la
autoridad.
Brindan
lealtad
a
una
institución
protectora
como
la
Iglesia,
una
empresa..
Son
en
extremo
leales,
encuentran
en
el
grupo
su
identidad
y
su
seguridad.
La
duda,
incapacidad
para
decidir,
miedo
al
castigo.
Su
vacilación
deriva
de
su
inseguridad.
Son
paranoicos,
se
sienten
vigilados.
Son
bastante
tímidos,
depende
del
subtipo
(6-belleza,
6-Fuerza
o
6-conservación).
Lucha
contra
el
miedo.
Obediente
con
los
de
arriba,
autoritario
con
los
de
abajo.
Necesita
apoyarse
en
otro,
busca
la
alianza
por
temor
a
la
propia
indefensión.
Tendencia
a
controlar
sin
permitirse
el
instinto
o
la
intuición.
Los
hombres
Seis
tuvieron
problemas
con
el
padre.
Tienen
un
nivel
muy
alto
de
culpa.
Una
vez
tomada
una
decisión,
aún
continúan
con
la
duda.
Los
Seis
Fuerza
necesitan
demostrar
su
poder
en
cualquier
situación
para
prever
que
nadie
se
le
vuelva
en
contra,
por
miedo.
7.
LA
GULA.
El
epicúreo-El
escapista
El
pecado
de
los
"7"
es
la
destemplanza.
No
se
trata
solo
de
una
avidez
limitado
a
los
pecados
de
la
gula,
sino
de
una
inclinación
general
al
exceso
y
a
la
inmoderación.
El
Peligro
esta
en
idolatrar
el
placer,
un
peligro
especialmente
presenta
en
la
actual
sociedad
del
bienestar,
que
alimenta
la
cultura
de
la
gratificación
y
de
la
satisfacción
inmediata
de
deseos
y
apetitos
diversos.
El
pecado
de
destemplanza
puede
expresarse
a
nivel
cultural,
en
la
necesidad
de
asistir
a
cursos,
de
vivir
nuevas
experiencias,
de
hacer
viaje.
A
nivel
físico
en
la
necesidad
de
satisfacer
al
cuerpo
con
los
placeres
de
la
cocina
y
del
sexo.
A
nivel
social
en
la
exigencia
de
establecer
nuevos
contactos,
conocerá
otras
personas
y
vivir
nuevas
e
interesantes
aventuras.
Si
el
4
tiende
a
jijarse
en
sus
carencias,
el
7
considera
que
nunca
ha
experimentado
lo
suficiente.
La
tendencia
a
excederse
puede
manifestarse
de
las
siguientes
maneras:
-
El
permisivismo:
orientación
instintiva
a
satisfacer
las
propias
necesidades
concediéndose
la
libertad
de
obrar
de
acuerdo
con
el
deseo
del
momento
-
El
narcisismo:
amor
desmesurado
a
uno
mismo,
que
puede
traducirse
en
el
exhibicionismo
y
el
protagonismo
o
en
la
necesidad
de
aparecer
como
superior
a
los
demás
intelectual
o
socialmente.
-
La
seducción:
el
7
puede
valerse
de
su
encanto
social
para
resultar
agradable
y
ganarse
la
benevolencia,
el
apoyo
y
la
admiración
de
los
demás.
-
La
falta
de
perseverancia:
el
entusiasmo
demostrado
ante
los
estímulos
y
las
novedades
se
traduce
en
abandono
frente
a
las
dificultades,
a
menudo
los
7
escurren
el
bulto
cuando
hay
que
sacrificarse,
ser
tenaces
y
seguir
adelante.
-
La
rebelión:
se
da
en
el
7
una
actitud
de
oposición
a
la
autoridad,
especialmente
cuando
esta
puede
turbar
su
optimismo
o
ejercer
algún
tipo
de
control
sobre
su
libertad
y
su
imaginación.
La
salida
de
los
"siete"
consiste
en
interiorizar
la
virtud
de
la
sobriedad,
que
se
cultiva
mediante
la
practica
de
actitudes
como
las
siguientes:
-
valorar
cada
momento
con
todo
lo
que
de
bueno
y
creativo
puede
ofrecer.
-
llevar
adelante
los
compromisos
adquiridos,
sin
buscar
evasiones,
distracciones
o
cambios.
-
escuchar
al
que
sufre
sin
necesidad
de
pintar
las
cosas
de
color
de
rosa
-
saber
discernir
prudentemente
las
prioridades.
sin
dejarse
llevar
por
el
impulso
del
momento.
-
no
imponer
el
propio
ritmo
ni
el
propio
humor
a
los
demás,
sino
saber
adaptarse
a
las
circunstancias
y
a
las
personas.
-
amar
y
celebrar
la
vida
y
su
aspecto
gozoso,
pero
no
a
expensas
del
lado
oscuro
de
la
existencia.
-
aceptar
la
enfermedad
y
las
cruces
cotidianas
como
aportación
a
la
propia
maduración
humana
y
espiritual.
-
experimentar
el
silencio
y
la
reflexión
como
ocasiones
para
acceder
a
lo
profundo
de
las
cosas
y
no
quedarse
en
la
superficie.
Locuaz
seductor,
busca
el
placer,
evita
el
dolor.
Gastrónomo,
simpático,
aventurero
pero
evasivo
del
compromiso
y
de
los
límites.
Abierto,
compañero
divertido,
no
termina
lo
que
empieza,
hace
planes
pero
no
los
ejecuta.
Vende
su
proyecto
pero
embauca
a
otros
para
que
lo
realicen.
Los
buenos
sietes
pueden
ser
buenos
teóricos,
renacentistas,
elegantes
y
amables.
Los
Siete
en
su
infancia
eludieron
el
miedo
escapando
por
medio
de
las
infinitas
posibilidades
de
la
imaginación.
Suele
haber
un
padre
al
que
se
han
revelado.
Se
acercan
a
las
personas
para
tratar
de
atraerlas
y
desarmarlas
con
su
encanto.
Adictos
a
la
planificación
y
a
la
diversión.
Confunde
los
proyectos
con
la
realidad
es
un
soñador
un
fantasioso.
No
tienen
límites
y
sientes
que
la
vida
tampoco
los
tiene.
Ansia
de
satisfacción.
Búsqueda
del
placer,
que
es
una
huida
del
dolor.
Complacientes.
Capacidad
verbal
extrema,
charlatán.
Vendedor,
embaucador,
tramposo,
encantador,
poder
de
persuasión.
"No
hay
.
La
vida
es
juego.
Son
bastante
payasos
y
les
importa
la
popularidad.
Utiliza
la
astucia,
es
listo.
Es
generoso,
nunca
renuncia
a
nada,
es
dulce.
Su
lema
es
"más
y
.
Tipo
gozador.
Es
narcisista,
posee
gustos
exquisitos
y
una
atracción
por
las
experiencias
cumbre.
Rehúsa
el
compromiso
o
si
lo
hace
no
suele
cumplir,
y
aunque
parece
poco
fiable
suele
ser
muy
responsable
en
el
trabajo
y
lo
hace
con
gusto.
Es
optimista
y
siempre
ve
abiertas
futuras
posibilidades
de
éxito.
8.
LA
LUJURIA.
El
mandón
El
pecado
original
del
jefe
es
la
arrogancia
y/o
la
lujuria.
Ambas
tendencias
nacen
de
la
pasionalidad
y
en
el
exceso.
La
lujuria
es
el
deseo
vehemente
de
placeres
carnales.
La
arrogancia
es
la
pretensión
de
estar
en
la
verdad,
de
imponérsela
a
los
demás
o
de
afirmarla
sin
amor.
Aun
manteniendo
abiertas
ambas
tendencias,
tomaremos
en
consideración
especial
la
arrogancia
como
expresión
de
poder
que
puede
manifestarse
de
los
siguientes
modos.
-
El
control:
exigencia
de
dominar
las
situaciones,
vencer
en
una
competición,
imponerse
en
un
enfrentamiento
directo,
hacer
respetar
el
propio
espacio
y
las
propias
opiniones.
-
El
predominio
de
la
acción:
la
identidad
de
esta
personalidad
esta
vinculada
a
la
acción
y
a
los
resultados
concretos,
con
el
peligro
de
descuidar
o
infravalorar
la
importancia
de
los
sentimientos
en
las
relaciones.
-
El
sarcasmo:
a
veces
el
8
puede
recurrir
a
actitudes
punitivas
para
hacer
valer
su
superioridad
como
el
sarcasmo,
la
ironía,
la
intimidación
y
la
humillación.
-
La
contestación:
frente
a
las
fuerzas
que
obstaculizan
su
voluntad
y
sus
convicciones,
el
8
puede
oponer
resistencia
rechazando
la
colaboración,
provocando
el
conflicto,
denunciando
la
injusticia
y
asumiendo
una
actitud
rebelde.
-
La
intensidad:
la
determinación
y
la
aparente
seguridad
del
8
puede
significar
falta
de
sensibilidad
a
su
propio
mundo
afectivo,
inclinación
a
enmascarar
su
vulnerabilidad
y
falta
de
respeto
para
con
la
dignidad
y
el
valor
del
otro.
Lo
que
deben
aprender
los
jefes
es
interiorizar
la
virtud
de
la
sencillez,
que
se
cultiva
mediante
la
practica
de
actitudes
como
las
siguientes:
-
Dejar
que
el
niño
que
todos
llevamos
dentro
se
manifieste
y
pueda
expresarse.
-
Aprender
a
ser
queridos
y
no
temidos
por
los
demás.
-
Hacerse
mas
capaces
de
expresar
el
aspecto
tierno
y
vulnerable
de
la
propia
naturaleza.
-
Ser
mas
atentos
y
sensibles
a
los
sentimientos
propios
y
a
los
ajenos,
sin
tratar
de
negarlos
o
esconderlos.
-
Convencerse
de
que
nadie
es
autosuficiente
y
de
que
una
sana
dependencia
de
los
demás
es
señal
de
humanidad
y
madurez.
-
Reconocer
que
cada
cual
tiene
su
parte
de
verdad
que
ofrecer
y
no
pretender
imponer
la
propia.
-
Aprender
a
adaptarse
a
las
personas
y
a
las
situaciones
sin
pretender
ejercer
el
control
sobre
las
cosas.
-
Ser
pacientes
con
el
prójimo,
reprimiendo
el
impulso
da
formular
juicios
apresurados
y
sumarios
sobre
las
personas.
Tiene
que
tener
el
control.
Hace
demostraciones
de
fuerza,
le
encantan
las
luchas
de
poder
y
los
enfrentamientos.
Forma
de
vida
excesiva:
demasiadas
cosas,
sexo,
trasnochador,
ruidoso.
Da
la
cara
por
sí
mismo
y
por
sus
amigos,
combativo,
extremadamente
protector.
Los
Ocho
evolucionados
son
excelentes
líderes,
poderosos.
Tratan
de
proteger
a
sus
amistades
de
cualquier
peligro.
Los
Ocho
describen
una
infancia
combativa
donde
los
fuertes
eran
los
respetados
y
los
débiles
no
lo
eran.
La
sólida
coraza
del
Ocho
protege
el
corazón
de
un
niño
dependiente,
prematuramente
expuesto
a
circunstancias
adversas.
Para
protegerse
captan
de
inmediato
las
intenciones
negativas
de
los
demás.
Encuentran
su
identidad
como
justicieros,
enorgulleciéndose
de
su
deseo
de
defender
a
los
débiles.
Su
asunto
principal
es
saber
quien
tiene
el
poder
para
ejercer
su
propio
poder
sobre
la
situación
y
mantener
el
control.
Si
los
ocho
se
encuentran
en
una
posición
subordinada,
minimizarán
el
hecho
de
que
la
autoridad
posee
control
sobre
su
comportamiento
y
abusarán
de
los
límites
y
de
la
interpretación
de
las
reglas,
hasta
tener
claro
cuales
serán
las
consecuencias.
El
Ocho
siempre
considera
que
la
verdad
siempre
surge
durante
una
riña.
Los
ochos
no
permiten
que
se
cuestione
su
propia
opinión.
En
lugar
de
buscar
alianzas
o
acuerdos,
su
estrategia
es
la
total
usurpación
del
poder.
El
modo
de
liberar
la
sobrecarga
de
energía
que
tienen
consiste
en
excederse,
crear
problemas,
interfiriendo
en
la
vida
de
sus
amistades,
excederse
con
la
comida,
el
sexo
o
las
sustancias.
Intensidad
sin
medida.
rebeldía.
No
sienten
culpa
ni
miedo.
Primitivos
pero
no
rencor,
pena
o
vergüenza.
Posesivos,
celosos,
agresivos,
competitivos.
Llevan
la
verdad
hasta
el
escándalo
.
Gusto
por
los
peligros,
temerarios,
niega
las
normas
sociales,
intolerancia
a
la
frustración.
Son
la
pura
acción.
No
pide
para
no
arriesgarse
a
una
negativa,
lo
arrebatan.
Atropelladores
Rechaza
la
autoridad,
rompe
con
todo
obstáculo
que
le
impida
realizar
sus
deseos.
No
aparece
por
los
psiquiatras.
9.
LA
PEREZA.
El
mediador
La
pereza
es
el
pecado
capital
del
9
que
tiene
el
peligro
de
abandonarse
a
la
inactividad
y
dejar
para
mañana
lo
que
tendría
que
hacer
hoy,
o
de
dejarse
influir
por
el
humor
del
momento
o
por
las
decisiones
de
los
demás.
Los
pecados
del
9
son
por
"omisión"
y
tienen
que
ver
con
cosas
que
no
se
han
hecho,
con
oportunidades
que
se
han
perdido
y
con
cualidades
que
se
han
reprimido
y
se
han
mantenido
ocultas.
Prefiere
dejar
a
otros,
evitando
los
conflictos
y
no
afrontando
los
problemas.
La
pereza
puede
asumir
las
siguientes
manifestaciones:
-
La
resistencia
al
cambio:
predilección
por
las
cosas
habituales
y
rutinarias,
agresividad
pasiva,
tendencia
a
la
resignación.
-
El
olvido
de
si
mismo:
dificultades
para
la
introspección
y
para
la
conciencia
de
las
propias
necesidades,
renuncia
a
los
deseos
para
responder
a
las
e
expectativas
ajenas,
tendencia
a
desacreditarse,
necesidad
de
pasar
inadvertido.
-
La
compensación:
tendencia
a
colmar
la
inercia
mediante
actividades
compensatorias,
como
la
dependencia
del
alcohol,
de
la
comida,
de
la
televisión,
de
la
lectura
o
de
un
hobby.
Trata
de
narcotizarse
para
no
enfrentar
las
situaciones
difíciles
-
La
distracción:
inclinación
a
despilfarrar
las
energías
en
intereses
del
momento,
sin
objetivos
de
fondo
hacia
los
que
orientar
el
propio
esfuerzo.
-
Intensidad
a
través
de
las
pertenencias:
La
imagen
que
el
9
tiene
de
si
mismo
está
mediatizada
por
sus
contextos
de
pertenencia,
como
la
familia,
el
ambiente
de
trabajo
o
el
grupo
de
amistades,
que
contribuyen
a
definir
las
funciones
y
la
identidad.
Y
sobre
todo
está
la
búsqueda
de
fusión
con
la
pareja
para
compensar
la
débil
identidad
personal.
La
salida
para
los
mediadores
está
vinculada
a
la
capacidad
de
desarrollo
de
la
virtud
de
la
diligencia,
que
se
cultiva
mediante
la
practica
de
actitudes
como
las
siguientes:
-
asumir
la
responsabilidad
por
los
dones
recibidos,
implicándose
en
la
vida
y
con
los
demás.
-
encender
el
fuego
interior
de
la
motivación
y
apretar
algo
mas
el
acelerador.
-
afirmar
el
propio
valor
y
dignidad,
conscientes
de
que
no
es
posible
amar
al
prójimo
sin
amarse
a
uno
mismo.
-
desarrollar
la
pasión
por
la
vida,
sacando
a
la
luz
las
propias
energías
y
capacidades.
-
expresar
las
opiniones
propias
y
afrontar
de
manera
constructiva
los
conflictos
y
las
diferencias,
evitando
hacer
creer
a
toda
costa
que
todo
es
paz
y
armonía.
-
establecer
limites
y
plazos
en
la
realización
de
los
proyectos,
sin
perderse
en
infinitas
distracciones
o
casas
no
esenciales.
-
aprender
a
centrar
la
atención
tomando
la
iniciativa,
estableciendo
prioridades
y
tomando
decisiones.
Obsesivamente
ambivalente,
ve
todos
los
puntos
de
vista.
Conoce
las
necesidades
de
los
demás
mejor
que
las
propias;
agradable,
manifiesta
la
ira
en
formas
indirectas.
Los
nueve
evolucionados
pueden
ser
excelentes
pacifistas,
consejeros,
negociadores.
Los
Nueve
fueron
niños
que
se
sintieron
ignorados
durante
su
infancia,
no
se
sentían
escuchados
y
las
necesidades
de
los
demás
eran
más
importantes
que
las
propias.
Se
adormecieron
y
olvidaron
sus
verdaderos
deseos
procurándose
pequeñas
comodidades
y
sustitutos
para
el
amor.
Aprendieron
a
anestesiarse
y
a
olvidarse
de
sí
mismos
al
darse
cuenta
de
que
sus
prioridades
probablemente
no
serían
consideradas.
Pierden
el
contacto
con
lo
que
quieren
al
fusionarse
con
los
deseos
de
los
demás.
Tienen
dificultad
en
decir
que
no
y
sienten
que
al
entablar
una
relación
ni
siquiera
se
han
preguntado
su
necesidad
sino
la
del
otro.
Se
encarga
de
mantener
la
paz,
de
mediar,
de
estar
de
acuerdo
con
los
otros.
No
discuten
nada,
enseguida
asumen
la
opinión
ajena.
Son
lentos
se
pierden
en
los
detalles
y
dan
rodeos.
No
llegan
al
grano
de
la
cuestión.
Sin
embargo
toda
esa
tolerancia
guarda
dentro
de
ellos
un
volcán
de
rabia
a
punto
de
erupción.
Contienen
la
ira
pero
la
expresan
como
terquedad
o
agresión
pasiva.
Es
un
adormecimiento
psíquico,
no
quieren
ver
ni
trabajarse.
Pereza
de
ser,
de
sentir
su
interior,
Pereza
a
la
intensidad.
Su
depresión
es
resignada.
excesivo
conformismo.
Aspecto
sano,
como
el
campesino
satisfecho,
Sancho
Panza.
Tapan
la
realidad
para
no
enfrentar
el
dolor.
"
La
vida
es
simple,
no
sé
porqué
la
gente
se
complica".
Ni
siquiera
se
da
cuenta
que
sufre,
está
narcotizado.
Se
suele
evadir
a
través
del
hacer
cualquier
cosa
inútil.
Aparenta
no
tener
problemas,
si
bien
va
experimentando
un
empobrecimiento.
Adopta
valores
del
entorno.