RUBAiYAT
1
Grité
y
en
aquel
grito
ardí.
Callé
y
marginado
y
mudo
ardí.
De
los
márgenes
todos
me
arrojó.
Al
centro
fui
y
en
el
centro
ardí.
Luz
del
cielo
es
nuestro
cuerpo
terrenal.
Celos
causa
al
ángel
nuestra
agilidad.
A
veces
envidia
causa
al
ángel
la
pureza
nuestra.
A
veces
ahuyenta
al
diablo
el
coraje
nuestro.
Ha
llegado
la
hora
que
dedicarte
debemos
y
con
tu
alma,
casa
de
fuego
levantaremos.
Tú,
oh
mina
de
oro,
oculto
estás
en
la
tierra.
Cuando
puro
amanezcas,
te
echaremos
en
el
fuego.
Por
unos
días
con
los
niños
fuimos
al
maestro;
por
unos
días
nos
alegramos
con
rostros
fraternos.
Escucha
el
final
de
nuestra
historia:
tal
nube
salimos
y
fuimos
tal
viento.
Sabe,
oh
alma,
quién
tu
alma
es.
Y
sabe,
corazón,
quién
huésped
tuyo
es.
¡Oh
cuerpo
que
por
todos
los
medios
buscas
remedio!,
él
se
te
lleva,
mira
tú
quién
te
busca.
Ser
derviche
y
enamorado
a
un
tiempo
es
reinar.
Tesoro
es
la
tristeza
del
amor,
mas
oculto
está.
La
casa
del
corazón
dejé
en
ruinas
con
mis
manos.
Y
supe
que
en
las
ruinas
el
tesoro
está.
En
nuestra
mente
hay
voluntad
de
otra
tarea.
Es
otra
cara
nuestra
amante
buena.
Juro
por
Dios:
tampoco
el
amor
nos
bastará.
Para
nosotros
tras
este
otoño
habrá
otra
primavera.
Aquel
Mansur
Hal-lach
que
dijo:
"Soy
la
verdad"
la
tierra
del
camino
borraba
con
sus
pestañas.
En
el
mar
de
su
no
ser
Mansur
flotaba
y
allí
pulía
la
perla
"soy
la
verdad".
En
tanto
por
guía
la
laxa
natura
tengas
no
juzgues
que
tu
sino
victorioso
sea.
Dormido
de
día,
¡qué
corta
es
la
noche
de
la
vida!
Temo
que
despiertes
cuando
día
sea.
10
Los
enamorados,
en
un
solo
instante,
los
dos
mundos
pierden.
En
un
breve
lapso,
cien
años
eternos
pierden.
Mil
estaciones
recorren
por
el
olor
de
un
aliento.
Por
seguir
un
corazón,
mil
vidas
pierden.
Si
tuviera
paciencia,
la
túnica
del
alma
quemaría.
Mi
propia
almo
y
todos
aquellos
quemaría.
Si
levantara
la
voz,
la
boca
quemaría.
A
través
de
mí,
los
dos
mundos
quemaría.
Ni
el
agua
que
fluye
de
los
peces
se
sacia;
ni
el
pez
del
agua
que
fluye
se
sacia.
Ni
el
alma
del
mundo
se
sacia
de
los
enamorados;
ni
los
enamorados
del
alma
del
mundo
se
sacian.
Mira
mi
cara
como
el
oro
del
tiempo
y
no
preguntes.
Mira
esta
lágrima
cual
grano
de
granada
y
no
preguntes.
No
inquieras
sobre
el
estado
interior
de
la
casa.
Mira
la
sangre
en
el
umbral
y
no
preguntes.
Tu
amor,
en
todo
convento,
a
alguien
tiene
embriagado;
por
ti
el
bazar
de
los
ídolos
es
un
fracaso.
La
mano
de
tu
tristeza
los
dos
mundos
abarca.
En
verdad,
de
tu
tristeza,
amplia
es
la
mano.
Llegó
al
jardin
el
ruiseñor
y
olvidamos
la
urraca.
Al
jardin
acudimos,
y
tú,
oh
ojo
y
lámpara.
Como
azucena
y
flor
de
nosotros
salimos;
de
jardín
en
jardín
vamos,
corriendo
como
el
agua.
Sé
buitre
en
voluntad
y
en
orgullo
pantera.
Bella
en
la
hora
de
la
caza
y
triunfante
en
la
guerra.
Junto
al
pavo
real
no
te
quedes
mucho,
ni
junto
al
ruiseñor:
éste
es
todo
palabras
y
aquél
todo
color.
Como
el
ídolo
es
tu
cara,
la
adoración
más
alegre.
Como
el
vino
es
de
tu
copa,
la
ebriedad
más
alegre.
En
el
ser
de
tu
amor
surgió
mi
no
ser.
Mi
no
ser
por
ser
de
ti,
más
que
el
ser
es
alegre.
La
vida
sin
ver
a
los
amigos
vivida
es
sueño,
con
certeza,
o
muerte.
Veneno
es
el
agua
que
oscuro
te
vuelve;
agua
es
el
veneno
que
te
purifica.
Fui
al
galeno
y
le
dije:
con
tu
ciencia
al
que
al
amor
sucumbe
qué
le
recetas.
Abandono
del
yo
y
anulación
del
ser,
receto.
O
sea
que
de
todo
existente
se
abstenga.
20
He
envejecido,
no
por
los
días
que
se
suceden,
he
envejecido.
Por
el
desaire
de
un
amante
tirano,
he
envejecido.
A
cada
aliento
he
madurado,
reverdecido.
A
cada
paso
he
sido
trampa,
semilla
he
sido.
Eres
luz
del
corazón
y
tranquilidad
del
alma.
Propagas
la
rebelión
y
la
rebelión
apagas.
Nos
preguntan:
del
amigo,
¿cuál
es
la
prueba?
Sin
prueba
estar
del
amigo,
ésta
es
la
prueba.
Cuando
los
que
aman
se
reúnen,
la
forma
es
otra.
Con
el
vino
del
amor,
la
ebriedad
es
otra.
Aquella
ciencia
adquirida
en
la
escuela
es
una
cosa
y
el
amor
es
otra.
Oh,
copia
de
la
carta
divina,
que
eres
tú.
Oh,
espejo
de
la
belleza
real,
que
eres
tú.
Fuera
de
ti
no
es
cuanto
en
el
mundo
es;
busca
en
ti
mismo
cuanto
quieras,
que
eres
tú.
Dijo:
eres
el
ídolo
del
que
el
alma
es
morada.
Dijo:
se
mío
eres
no
me
hables
del
alma.
Dije:
¡cómo
me
das
con
el
cuchillo
en
la
razón!
Dijo:
todavía,
criatura,
estás
de
tí
enamorada.
En
pos
del
amigo
que
busco
me
apresuro.
En
el
sueño
estoy,
mi
vida
llegó
al
extremo
punto.
Lograr
el
encuentro
del
amigo
espero.
¿Dónde
rescatar
lo
que
se
fue
en
humo?
Por
tu
amor
mi
altura
se
multiplica
y
el
ansia
de
ti
por
cien
me
multiplica.
Dicen:
en
torno
a
él
giras,
te
multiplicas.
¡Oh
ignorantes!
en
torno
a
mi
mismo
giro,
me
multiplico.
Que
sepas
que
mi
amado
de
todo
oculto
está.
Que
sepas
que
fuera
de
imagen
de
toda
imaginación
está.
Que
sepas
que
mi
pecho
con
la
luna
es
visible.
Que
sepas
que
mezclado
con
el
cuerpo
como
el
alma
está.
En
el
corazón
infiel
tristeza
y
luto
sean.
Aquel
que
no
es
fiel
arrojado
del
mundo
sea.
¡Ya
ves
que
nadie
se
acuerda
de
mi!
Sólo
la
tristeza;
para
la
tristeza
mil
elogios
sean.
Rugí.
Dijo:
callado
te
quiero.
Callé.
Dijo:
rugiente
te
quiero.
Herví.
Dijo:
permanece
quieto.
Me
aquieté.
Dijo:
hirviendo
te
quiero.
30
Partícula
soy,
visita
del
sol
eres
para
mi.
Enfermo
estoy
de
pena,
como
medicina
eres
para
mí.
Sin
ala
ni
pluma
detrás
de
tí
vuelo.
Limadura
soy
y
como
un
imán
eres
para
mí.
El
viento
del
alba
del
secreto
es
confidente,
no
duermas.
Hora
es
de
llorar
y
de
petición,
no
duermas.
Para
los
que
son
de
los
dos
mundos
del
principio
al
fin.
cerrada
no
está
la
puerta,
está
abierta,
no
duermas.
La
altivez
más
que
la
humildad
es
grata.
No
seas
sobrio
que
la
ebriedad
es
más
grata.
En
la
existencia
del
amigo
anúlate.
Tal
no
existencia,
más
que
la
existencia
es
grata.
Ese
bocado
que
no
cabe
en
la
boca,
pídelo
y
esa
ciencia
que
no
cabe
en
palabras,
pídela.
Hay
un
secreto
dentro
del
corazón
de
los
hombres
de
Dios.
No
cabe
en
ese
centro,
Gabriel,
pídelo.
Esclavo
soy
del
que
sin
nos
está
alegre.
Pareja
soy
del
dolor
de
aquel
que
solo
está
alegre.
Dicen:¿En
qué
cifra
el
gozo
de
la
felicidad?
Esto
lo
ignoro,
mas
su
desdén
es
alegre.
¡Oh,
fruto
de
la
escanciadora,
deja
la
tristeza
atrás!
¡Tú
que
hablas
con
el
espíritu
santo,
este
instante
deja
atrás!
Dijiste:
de
la
tristeza
huí
y
me
puse
alegre.
¡También
la
alegría
del
alma
deja
atrás!
Cuando
hables
del
amable
rostro
del
amigo,
oh
corazón,
respeta
el
turno
y
el
paso,
oh
corazón.
Vacía
tu
propio
paso
de
lo
que
no
sea
él
para
no
hablar
sin
palabras
del
amado,
oh
corazón.
Amor
con
la
perfección
y
el
robacorazones
con
la
cara.
El
corazón
del
verbo
lleno
y
la
lengua
está
callada.
¿Dónde
se
vio
situación
de
rareza
parecida?
Yo
sediento
y
ante
mí,
fugitiva,
el
agua
clara.
Vino
el
ídolo
de
clamoroso
grito
en
pos
de
vino.
Como
cántara
de
azúcar
a
mi
vera
se
sentó.
A
su
vera
tanto
el
laúd,
como
el
rabel
colocó,
Para
tocar
esta
cuerda:
alegre
estoy
sin
mí
mismo.
A
la
cola
de
nuestros
esclavos
ve
y
no
temas.
Tierra
sé
de
nuestro
umbral
y
no
temas.
Si
pretende
el
mundo
entero
quitarte
la
vida,
Sé
de
los
nuestros,
sosiega
tu
corazón
y
no
temas.
40
La
ciencia
que
desate
nudo
busca.
Aquella,
antes
de
que
el
alma
te
escape,
busca.
El
no
existente
que
parece
existente,
deja.
El
existente
que
no
existente
parece,
busca.
¡Oh
corazón!
por
más
que
grites
este
camino
no
te
darán.
En
el
umbral
de
la
inexistencia,
únicamente,
te
citarán.
Y
están
sus
aves,
en
tanto
tengas
alas
y
plumas
plumas
y
alas
te
negarán.
Este
pecho
lleno
de
llamas
a
su
ciencia
se
debe
y
la
enfermedad
que
sufro
a
la
fiebre
que
él
desata
se
debe.
Evito
todo
lo
que
el
médico
ordenó,
menos
el
vino
y
el
azúcar
que
a
su
labio
se
deben.
El
día
en
que
la
senda
de
Saturno
emprenda
el
alma
mía
los
miembros
de
mi
cuerpo
sereán
tierra
esparcida.
Con
el
dedo
en
el
suelo
escribe
tú:
¡levántate!
Del
suelo
saltaré
y
atrapará
mi
cuerpo
el
alma
mía.
Dije:
corazón
y
religión
te
dediqué;
de
todo
lo
que
tenía
te
hice
ofrenda.
Dijo:
¿Quién
eres
tú
para
hacer
o
no
hacer?
Yo
fui
quien
hizo
tu
naturaleza
inquieta.
Yo
no
digo
nada
ya
sobre
este
mundo,
que
yo
soy
de
fiesta
y
el
mundo
de
luto.
El
peón
te
llevas,
si
bien
a
nosotros
el
rey
te
nos
llevas.
Deja
aquí
el
peón,
lleva
rey
y
torres
y
a
nosotros
juntos.
El
alma
que
amiga
era,
extraña
es
ya.
La
prudencia
que
galeno
era,
enajenada
es
ya.
Los
reyes
ocultan
en
las
ruinas
sus
tesoros.
De
tesoros
nuestra
ruina,
ruinas
es
ya.
Fui
un
halcón
en
vuelo
del
mundo
secreto.
Por
llevar
la
caza
del
descenso
al
cielo,
aquí
no
hallé
a
nadie
que
me
comprendiera:
por
la
misma
puerta
entré
y
salí
de
nuevo.
Trabajo
y
tienda
y
oficio
hemos
quemado.
Poesía,
oda
y
"dobaití"
aprendido.
En
amor
que
es
vista,
corazón
y
vida;
vida
corazón
y
vista
hemos
quemado.
Acéptame,
oh
amigo,
y
mi
vida
arrebata
Embriágame
y
de
los
dos
mundos
arrebátame.
Con
todo
lo
que
apacigüe
mi
corazón
sin
ti,
préndeme
fuego.
Cada
cosa
arrebata.
50
Vuélvete,
lo
que
te
necesito,
verás;
que
en
vela
paso
mis
largas
noches,
verás.
No
yerro,
esta
separación
de
ti
me
quitará
la
vida
y
ya
no
me
verás.
De
tristeza
cada
día
desborda
más
mi
corazón
por
tí.
Tu
cruel
corazón
más
hastiado
esá
de
mí.
Me
dejaste,
no
me
dejó,
por
tu
causa,
la
tristeza.
En
verdad
más
fiel
que
tú
está
siendo
la
tristeza.
La
puerta
del
encuentro
guarda
cerrada
para
mí
el
amigo.
Es
evidente,
roto
quiere
mi
corazón
el
amigo.
Desde
ahora
mi
desgarradura
y
yo
en
su
puerta
estaremos
porque
un
corazóon
roto
es
lo
que
quiere
el
amigo.
Estoy
en
tu
amor,
los
consejos
son
vanos.
Veneno
he
bebido,
el
azúcar
es
vano.
Dicen
que
me
sostenga
con
el
pie
en
la
cuerda.
Loco
está
el
corazón,
el
pie
y
la
cuerda
son
vanos.
El
agua
que
tal
sangre
esta
mirada
derrama.
Sangre
es,
mira
cómo
se
derrama.
Claro
está,
es
cosecha
de
mi
sangre:
el
corazón
la
devora
y
la
vista
la
derrama.
De
amor
el
corazón
en
sufrimiento
cambiaré.
La
vida
en
escudo
de
la
airada
flecha
torné.
Lo
que
de
mi
vida
no
entregué
a
tu
amor
con
sangre
y
dolor
hoy
repararé.
Primero
con
mil
favores
me
acarició,
al
final
con
mil
angustias
me
consumió.
Como
canica
de
amor
fui
yo
en
su
juego,
por
entero
me
hizo
suyo
y
entonces
me
disparó.
Para
la
añoranza
de
tu
amor
un
pretexto
basta.
Para
los
que
están
ebrios
de
ti
un
pretexto
basta.
No
saques
la
espada
de
infidelidad:
para
darnos
muerte
la
punta
del
látigo
basta.
El
dolor
que
me
causa
no
dejo
yo
que
me
huya.
De
él
mi
corazón
no
arranco
hasta
que
la
vida
me
huya.
Así
el
dolor
del
amigo
me
domina:
ni
por
cien
mil
curaciones
permitiré
que
me
huya.
Por
amistad,
amigo,
de
ti
cerca
estamos.
Allá
donde
pisas,
por
ti,
suelo
somos.
Y
como
merece
la
fe
del
amor
en
ti
el
mundo
vemos
y
a
ti
no
te
vemos.
60
Palabras
tan
amargas
y
desgarradoras...
Sé
justo,
¿las
merece
acaso
aquella
boca?
Su
dulce
labio
nunca
profirió
amargura
alguna:
el
sabor
desabrido
se
debe
a
la
acritud
de
mi
destino.
Eres
aquel
cuyo
gozo
comparte
el
ángel.
No
es
de
extrañar
que
enamores
al
hombre.
Yo
mientras
viva
tu
esclavo
seré:
si
quieres
no
me
llames,
si
quieres
llámame.
¡Ay,
corazón,
herido
y
agotado
te
mantienen!
Loco
y
con
el
pie
atado
te
mantienen.
Y
como
todo
hueso
almendra
alberga,
por
ello
siempre
roto
te
mantienen.
Dije
a
la
noche:
pues
tienes
fe
en
la
luna
tu
fugaz
pasar
se
debe
a
la
inconstancia
suya.
La
noche
me
miró
y
esta
excusa
me
daba:
y
yo
qué
culpa
tengo
si
el
amor
no
acaba.
Aquel
amor
desnudo
galopa
hacia
la
estepa.
Lo
vio
mi
corazón
y
lo
reconoció
por
su
hermosura
y
su
grandeza.
A
sí
mismo
se
dijo:
cuando
escape
de
su
rostro
con
el
rostro
del
amor,
amores
habré.
Desde
que
en
el
rostro
de
mi
corazón
el
celo
atesoro
otro
corazón
no
existe
en
el
mundo
tan
vivo
y
gozoso.
Por
Dios
que
no
sé
que
sea
vivir
sino
el
puro
gozo:
oigo
la
tristeza
mas
la
desconozco.
¡Oh
mente,
aparta,
que
aquí
no
hay
prudentes!
De
ser
pelo
en
un
pelo
no
cabrías.
Viene
el
día
y
ante
la
llama
del
sol
quita
una
máscara
cada
lámpara
que
se
enciende
de
día.
Tu
pie
he
atrapado,
no
tengo
tu
mano.
Sólo
en
tu
cariño,
que
el
corazón
busca,
el
remedio
vale.
Siempre
me
reprochas
que
en
mi
corazón
no
hay
agua.
Si
no
hay
agua
en
él,
lloran
sangre
las
pestañas.
Cosecha
hubo
de
dolor
y
en
medio
de
curación
se
convirtió
mi
descenso
fue
ascensión
y
el
impío
a
la
fe
se
convirtió.
Alma
y
corazón
y
cuerpo
velo
fueron
del
camino,
hoy
corazón
el
cuerpo
se
tornó
y
el
corazón
tornóse
alma
y
el
alma
en
alma
de
almas
se
convirtió.
El
arrepentimiento
que
su
corazón
en
hierro
trocó
para
darme
muerte
sus
ojos
abrió
y
aunque
tal
tu
bucle
yo
soy
onda
en
onda
con
el
arrepentimiento
lo
mismo
haré
yo.
70
Sin
amigo
no
quedó
quien
con
él
se
concilió.
En
pobreza
no
quedó
quien
la
compra
concertó.
La
luna
atrapó
la
luz
porque
no
huyó
de
la
noche.
La
flor
consiguió
perfume
porque
a
la
espina
entendió.
No
hay
quien
de
alguna
pasión
no
esté
preso.
No
hay
quien
allá
en
su
cabeza
no
albergue
locura.
Del
hilo
de
dicho
delirio
que
eleva
asoma
la
punta:
visible
confirma
su
invisible
asiento.
La
cara
del
sol
del
cielo
es
ajena
como
tu
excelencia
del
cuento
es
ajena.
Dentro
de
mi
alma
tu
amor
acontece.
De
alma
y
universo
esta
estrella
es
ajena.
Ahora
que
tu
rostro
el
alma
del
mundo
ha
robado,
que
en
tu
casa
te
sientes
es
un
gesto
vano.
El
día
que
en
luna
mudaste,
¿acaso
ignorabas
que
el
dedo
del
mundo
hacia
ti
se
había
orientado?
La
tierra
del
hombre
mudó
en
barro
el
rocío
del
amor.
Cien
sediciones
y
anhelos
el
mundo
engendró.
Cien
lancetas
de
amor
hirieron
la
vena
del
espíritu.
Cayó
una
gota
y
se
le
dio
el
nombre
de
corazón.
Por
tu
amor
el
mar
todo,
de
arrebato,
fluye.
A
tus
pies
derraman
perlas
las
mismas
nubes.
Por
tu
amor
un
relámpago
al
suelo
ha
caído.
A
él
se
debe
el
humo
que
por
el
cielo
huye.
Amor
existe
desde
el
origen
a
la
eternidad.
El
que
va
en
pos
del
amor
no
tiene
par.
El
futuro
dia
de
la
resurrección,
el
corazón
sin
amor
rechazado
será.
Si
el
mar
entero
llenan
las
ballenas
y
si
los
leopardos
todos
los
campos
llenan;
si
los
avariciosos
alcanzan
la
riqueza,
los
enamorados,
el
bello
rostro
colorido
ostentan.
No
nos
abandona
aquella
tristeza,
fruto
de
tu
amor.
¿Quién
guarda
la
vida,
con
tristeza
tal?
Cien
mil
corazones
en
ruinas
dejó
tu
separacón.
De
haberte
encontrado
nadie
da
señal.
El
amigo,
¡que
en
la
tristeza
me
encierre!
Triste
estoy
porque
no
le
gusto
alegre.
Cuando
se
da
cuenta
de
que
yo
estoy
triste
oculto,
dulce
dulce
ríe.
80
Su
bucle
negro
y
su
esbelta
estatura,
contempla.
El
dulzor
de
aquel
granate
azucarado,
contempla.
Dije:
dame
un
beso
del
diezmo
de
hermosura.
Se
volvió
sonriente
y
dijo:
su
locura
contempla.
El
que
te
haya
visto,
oh
dueño
de
mi
vida.
¿Cómo
en
otro
amante
la
vista
pondrá?
Y
aquel
que
hacia
tí
oriente
sus
ojos
oscuros,
lo
juro,
luna
y
sol
verá.
Pues
hemos
vuelto
del
rostro
del
amigo
a
la
primavera
el
jardín
de
qué
sirve,
para
qué
sirve
la
fiesta.
Di:
en
el
jardín
brota
la
espina,
no
el
tulipán
y
de
la
nube,
en
vez
de
gotas,
di:
que
llueva
piedra.
Anoche
vino
a
mi
lado
una
amada
figura:
ágil
cabeza,
habla
dulce
y
labios
de
azúcar.
Su
cara
como
la
luz
del
sol
me
despertó
Pues
levántate
cuando
veas
la
luz
del
sol.
En
el
órgano
del
mundo
me
mudé
por
tu
amor
y
arrojó
luz
tu
púa
en
mi
situación.
Como
arpa
es
ahora
mi
figura
entera
gime
cuando
me
tocas,
cada
cuerda.
Tus
labios
de
granate
recuerdo
y
beso
la
piedra.
No
tengo
a
mi
alcance
aquéllos
y
beso
ésta.
Y
como
mi
mano
no
llega
a
tu
cielo
en
tierra
me
postro
y
la
tierra
beso.
Aquel
corazón
que
pensaba
en
el
mío,
por
Dios
que
no
lo
he
preestado
a
ningún
amigo.
Me
dejó,
oh
ídolo,
y
hacia
tí
se
fué.
Cuídalo
bién
como
yo
lo
cuidé.
Dije:
mio
ojo
en
el
rio
Yeihun
lo
convierto.
Dije:
mi
corazón
dijo:
de
sangre
lo
lleno.
Dije:
mi
cuerpo
dijo:
en
todos
estos
días
la
máscara
le
quito
y
de
la
ciudad
lo
echo.
Si
en
el
combate
y
lucha
que
contigo
libro,
muero
sufro
tortura
por
ti
y
no
suspiro
de
miedo..
Vampiro
soy
de
la
oblicua
herida
de
un
guiño
tuyo,
como
la
flor
que
es
tu
imagen,
con
una
sonrisa
muero,
cuando
te
veo.
Pobre
corazón,
en
dolor
ardiente,
arde
en
el
fuego
de
tu
amor
alegre.
Ardiendo,
tu
corazón
por
mi
amor
cayó.
Sí,
que
en
el
fuego
cae
cuanto
vive
urente.
90
Sentado
con
un
hombro
junto
al
suyo,
en
la
tertulia
estaba.
Estrecharlo
en
abrazo
no
he
podido.
Con
un
pretexto
me
acerqué
hasta
rozar
su
cara
con
mi
cara.
Es
decir:
me
puse
a
contarle
cosas
al
oído.
Por
tu
rostro
siempre
vergel
fui.
Y
por
verte
dos
ojos
claros
fui.
Decía:
apártese
el
mal
de
ojo
de
tu
cara.
¡Alma
mia!
Acaso
aquel
mal
de
ojo
fui.
Anoche
estuve
allí
y
aquel
ídolo
clemente...
Yo
erra
todo
súplica
y
él
todo
caricias.
Pasó
la
noche
y
no
acabó
nuestra
historia.
No
es
culpa
de
la
noche:
nuestra
historia
era
larga.
Fui
con
el
amigo
de
paso
al
jardín.
Por
azar
mis
ojos
miraron
la
flor.
El
amigo
dijo:
vergüenza
te
cubra.
Mi
rostro
está
aquí
¿y
tú
miras
la
flor?
Hice
un
viaje,
de
tu
amor,
en
el
desierto.
En
pos
de
algún
indicio
de
tu
encuentro.
En
cada
parada
que
puse
el
pie
vi
caída
una
cabeza,
tirado
un
cuerpo.
Aquél
se
fue,
que
no
halló
el
amigo
que
merecía.
Mi
corazón
no
había
agotado
su
visita.
Se
fue
y
no
quedó
su
caricia
en
mi
corazón.
Sí,
parte
la
flor
y
nos
deja
la
espina.
Desde
que
en
trabajo
por
tu
amor
mi
pena
cayó,
pobre
corazón,
en
penas
sin
cuento,
forzado,
cayó.
De
penas
de
amor
sufrió
tantas
veces...
Mas
nunca
en
dolor
como
el
de
hoy
cayó.
Si
el
que
guarda
mi
amor
me
rasga
la
piel,
no
grito,
ni
digo
que
el
dolor
viene
de
él.
Para
mi
todos
son
enemigos,
amigo
sólo
es
él.
Quejarse
ante
enemigos
del
amigo
no
está
bién.
No
es
el
amor
más
que
beber
vino
de
eternidad.
Vivimos
para
entregar
la
vida,
otra
razón
no
hay.
Diie:
cuando
yo
te
conozca,
pereceré.
Dijo:
para
quien
me
conoce
muerte
no
habrá.
El
amor
vino
y
partió
como
sangre
en
vena
y
piel
hasta
vaciarme
de
mí
y
llenarme
del
amigo.
El
amigo
se
adueñó
de
mis
miembros
y
mi
ser.
De
mí
sólo
un
nombre
queda
y
todo
es
él.
100
De
tanta
tristeza
y
suspirar
por
tí
temo
que
el
deseo
me
destruya
a
mí,
que
de
tí
arrancado,
alma
de
mi
mundo,
la
sangre
me
huye
y
no
sabes
de
mí.
Tu
amor
tan
sabio
y
maestro,
¿a
qué
se
debe?
Tu
afecto
de
sutil
fundamento,
¿a
qué
se
debe?
De
amor,
¿por
qué
ardo,
si
no
es
alegre?
Y
si
alegre
es
el
amor,
tanto
grito,
¿a
qué
se
debe?
¡Eh,
luz
del
corazón,
vista
y
alma!
¿cómo
estás?
¡Mi
esperanza
en
los
dos
mundos!,
¿cómo
estás?
¡Sin
tus
labios
de
granate,
estoy
que
no
me
preguntes!
Tú
sin
mi
cara
amarilla...No
pregunto
cómo
estás.
Eh,
corazón
cansado,
es
el
día
de
nobleza.
Estoy
en
su
amor,
¡qué
lugar
de
extrañeza!
Toda
cosa
sometida
es
a
prudencia.
Ahora
es
hora
de
locura,
déjala.
A
veces
le
di
el
nombre
de
vino,
otras
de
copa
A
veces
de
oro
bruñido,
en
bruto
otras.
A
veces
de
semilla
y
otras
de
caza,
de
trampa
a
veces.
Todo
ese
enigma
para
que
el
nombre
calle
mi
boca.
Oh
tú,
par
al
sol
matutino,
ven.
Sin
tu
rostro
hoja
y
jardín
palidecen,
ven.,
Tierra
y
polvo
es
el
mundo
sin
tí,
ven.
La
fiesta
gozosa
es
frío
sin
tí,
ven.
Arrancar
no
puedo
de
ti
mi
corazón.
Mejor
es
que
en
tu
amor
deje
el
corazón,
que
si
no
dejo
en
tu
amor
mi
corazón,
el
corazón,
¿qué
es?,
¿de
qué
me
sirve
el
corazón?
En
el
camino
del
cataclismo
dejé
mi
corazón.
Al
entregarme
a
tí,
solté
los
piés
del
corazón.
Hoy
con
el
viento
llega
tu
perfume.
Por
darle
gracias,
dejo
en
el
viento
el
corazón.
Por
el
vino
se
tornó
puro
granate
la
perla
nuestra.
En
cólera
por
nosotros
incurrió
la
copa
nuestra.
Vino
tras
vino
hasta
tal
punto
bebimos
que
a
la
cabeza
del
vino
nos
pusimos
y
el
vino
en
la
nuestra.
Me
lanzo
embriagado
allí
por
ver
que
el
alma
del
mundo
está
allí:
o
el
pie
alcance
mi
objetivo
y
meta
o,
como
el
corazón,
pierda
la
cabeza
allí.
110
Ruinas
de
amor
somos
hoy
como
siempre.
No
abras
la
puerta
de
la
mente,
toma
el
rabel,
que
hay
cien
clases
de
oración
y
de
genuflexiones
para
el
que
tiene
el
rostro
del
amigo
por
mihrab.
No
necesitamos
vino
para
la
ebriedad,
ni
para
gozar
del
encuentro
arpa
ni
rabel.
Alegres
y
ebrios
estamos
tal
ebrios
de
amor,
sin
escanciadora,
flauta
ni
juglar.
No
es
la
primavera
esta
estación,
otra
estación
es,
y
la
ebriedad
de
cada
ojo
por
distinta
imagen
es.
Y
aunque
esté
bailando
la
hojarasca
toda,
esa
agitación
de
cada
rama,
de
distinto
origen
es.
Hizo
viento
y
en
la
cabeza
embriagada
la
flor
derramó.
Llegó
el
amigo
y
vino
en
la
copa
del
amigo
derramó.
Su
bucle
de
jacinto
tierno
impidió
el
florecer
de
los
herboristas;
su
ojo
de
narciso
ebrio
la
sangre
de
los
sobrios
derramó.
De
existencia
y
no
existencia
soy
ajeno
y
haber
cortado
con
ambos
no
es
de
caballero.
Con
tanto
prodigio
extraño
en
el
corazón
se
debe
a
la
locura
si
no
enloquezcol
Al
entrar
en
la
fiesta
te
recordó
mi
corazón.
Robó
la
copa
a
la
copera,
la
tiró,
la
rompió.
Ni
borracho
ni
sobrio,
agitado
salió
fuera.
Se
inició
el
rumor
de
que
enloqueció.
La
cabeza
que
no
sabe
del
vino,
duerme.
Aquel
que
lo
conoce,
¿cómo
duerme?
Cada
noche
el
amor
a
ambos
oídos
me
murmura:
¡Qué
triste
el
que
sin
él
se
duerme!
En
cuanto
tu
vino
en
nuestra
copa
fluye
se
alzan
los
que
están
del
mundo
escondidos.
Tanto
nos
evitan
los
de
sobrio
juicio
como
aquellos,
fruto
de
taberna,
huyen.
La
ofensa
en
tus
labios,
astro
de
la
noche,
procede
del
fuego
igual
que
el
granate.
Diré
que
una
ofensa
tal
es
agradable
como
toda
brisa
a
la
flor
le
es
goce.
En
pos
de
tu
bién
cortó
él
una
caña.
Por
mor
de
tus
labios
de
azúcar
la
escogió
y
bebió
esa
caña
tal
vino
en
tus
labios
que,
embriagada
en
ellos,
rugidos
lanzó.
120
¡Gozo,
deseantes,
llegó
el
deseado!
¡Albricias,
amantes,
que
llegó
el
amado!
Llegó
aquel
remedio
del
dolor
de
Job.
Llegó
aquel
José
de
cien
mil
Jacobs.
Un
ardor
sin
fin
da
vueltas
y
vueltas
en
nuestras
cabezas.
Es
el
corazón
que
ave
se
ha
tornado
y
en
círculos
vuela.
Sola,
sola
gira
cada
singular
partícula
nuestra.
¿Acaso
el
amante
gira
por
doquier,
por
doquier
da
vueltas?
¿Que
la
tristeza
en
torno
al
corazón
de
los
nobles
gira?
En
torno
a
los
angustiados
y
los
fríos,
la
tristeza
gira.
Los
caballeros
de
Dios
albergan
un
corazón
con
un
mar
por
cuya
ola,
jubilosa,
la
cúpula
giratoria
gira.
Mañana,
cuando
hombre
y
mujer
se
enfrenten
en
la
resurrección,
por
sus
hechos
la
cara
pálida
habrán
de
temor.
Yo
tu
amor
enseñaré
en
la
palma
de
mis
manos
y
diré
que
en
mis
haberes
se
cuente
con
este
amor.
Dicen
que
un
excelso
paraíso
habrá
donde
vino
puro
y
huríes
habrá
asi
que
tomemos
amantes
y
vino
pues
al
fin
y
al
cabo
eso
mismo
habrá.
¿Quién
dijo
que
aquel
vino
eterno
murió?
¿Quién
dijo
que
el
sol
de
esperanza
murió?
Aquel
enemigo
del
sol
salióse
al
tejado,
dos
ojos
cerrando,
dijo:
el
sol
murió.
Cuando
el
amante
brilla
como
el
sol,
el
enamorado
tal
una
partícula
empieza
a
girar;
cuando
el
viento
de
primavera
agita
el
amor,
toda
rama,
que
no
se
halle
seca,
se
pone
a
bailar.
El
amor
no
es
aquel
que
en
todo
instante
te
eleva
y
debajo
de
ambos
pies
el
polvo
eleva.
El
amor
es
aquel
que
te
hace
entrar
en
la
"samá"
te
hace
perder
el
alama
y
de
ambos
mundos
te
eleva.
Hierve
el
corazón
para
alcanzar
tu
calor;
pierde
el
sentido
para
alcanzar
tu
conciencia.
Bebe
veneno
para
alcanzar
tu
dulzor;
aro
se
torna
para
alcanzar
tus
orejas.
Mi
corazón
sorbe
néctar
a
diario.
De
tanta
alegría,
olvida
el
pasado.
Por
amor
él
bebe
la
primera
copa,
luego
nos
la
entrega
y
nos
embriagamos.
130
Cuando
de
noche
el
corazón
del
cielo
es
un
vergel,
el
mundo
entero
se
queda
inmóvil
como
mi
corazón.
Cien
suspiros
alienta
el
espejo
del
corazón.
Claro
el
espejo
del
corazón
por
el
suspiro
es.
Busca
una
amiga
que
rebelde
sea.
Corazón,
vampiro
y
sanguijuela
sea.
Que
contra
la
rueda
y
las
estrellas
luche.
Que
parta
por
mar
y
ardiente
fuego
sea.
Dije:
mi
ojo
dijo:
una
nube
alcanza
menos.
Dije:
mi
lágrima
dijo:
un
espejismo
alcanza
menos.
Dije:
mi
corazón
dijo:
una
"asadura"
alcanza
menos.
Dije:
mi
cuerpo
dijo:
una
"ruina"
alcanza
menos.
El
corazón
vino
y
dijo:
su
locura,
larga.
La
noche
vino
y
dijo:
su
hermoso
bucle,
largo.
El
ciprés
vino
y
dijo:
su
altura,
larga.
Él
es
nuestra
amada
vida,
dile
que
sea
larga.
Tan
agitado
vino
el
amante,
que
no
preguntes.
Fue
tanto
el
fuego
cuando
partió,
que
no
preguntes.
Dije:no
hagas.
Dijo:
no
hagas
que
no
haga.
Tanto
gustó
de
mis
palabras,
que
no
preguntes.
¡Eh,
día
de
alegría
y
claridad,
tu
hora
feliz!
¡Oh,
mundo
de
fiesta
y
seguridad,
tu
hora
feliz!
A
la
sombra
de
tus
bucles
me
duermo
un
rato.
También
tú
estás
de
acuerdo,
¡tu
hora
feliz!
Si
algo
te
he
pedido,
a
ti
te
he
pedido.
Por
tu
amor,
de
amor
un
banquete
ha
dispuesto.
Algo
soñé
anoche
y
se
me
ha
olvidado;
lo
sé
pues
del
sueño
ebrio
he
despertado.
Esta
noche
que
el
vino
del
alma
es
perfecto,
perfecto,
copero
es
el
rey
y
el
vino
es
espeso,
espeso;
los
instrumentos
de
fiesta
están
completos,
completos;
oh
corazones
vivos,
ilícito
es
el
sueño,
el
sueño.
Volví
y
me
senté
delante
de
tí.
La
túnica
blanca
de
tu
rostro
vestí.
Todo
compromiso
lo
hice
sin
ti
cuando
vi
tu
rostro,
todo,
lo
rompí.
Si
un
instante
sólo
en
mi
fuego
hiervo,
un
instante
sólo
olvidarte
anhelo.
Una
copa
tomo
que
la
mente
aparte;
en
la
copa
asomas
y
en
ella
te
bebo.
140
Por
él
se
tornó
más
digna
que
el
día
mi
noche.
Más
sutil
que
el
espíritu
se
tornó
mi
molde.
Fueron
a
besar
sus
labios
mis
labios
del
néctar
del
azúcar
no
hallaron
espacio.
Ayer
fui
como
una
flor
en
el
vergel
hoy
soy
como
ayer
y
más
que
ayer.
Pues
la
mano
no
capta
que
seas
mi
atadura
si
aplaudes,
¿cómo
no
bailaré?
Oh
vida
de
mi
cuerpo
y
fuerza
mía,
todo
tú.
Alma
y
corazón,
oh
corazón
y
alma
míos,
todo
tú.
Te
has
vuelto
todo
mi
ser,
por
eso
eres
todo
yo.
Yo
me
he
vuelto
nada
en
ti,
por
eso
soy
todo
tú.
Si
tienes
paciencia,
la
envoltura
de
tu
paciencia
rompamos.
Si
te
duermes,
el
sueño
de
tus
ojos
apartemos.
Si
la
montaña
eres,
en
el
fuego
al
rojo
te
pongamos.
Si
eres
el
mar,
tu
agua
toda
bebamos.
Hoy
no
sé
con
qué
pié
has
venido
que
desde
la
aurora
embriagado
has
venido.
Si
la
sangre
bebes
de
mi
corazón,
no
te
soltaré,
pues
con
la
sangre
del
corazón
te
han
conseguido.
Oh
sol
que
la
cara
has
encendido,
perfección
de
su
llama
has
aprendido.
De
todas
las
estrellas
humeantes,
delante
estás
porque
más
has
ardido.
No
es
baile
aquél
do
en
cualquier
punto
te
elevas.
Sin
dolor,
tal
polvo,
desde
el
centro
te
elevas.
Baile
es
el
que
de
ambos
mundos
te
eleva.
El
corazón
te
rompes
y
con
el
alma
entera
te
elevas.
La
flor
de
granada
esclava
es
de
tu
cara,
no
duermas.
¡Oh
labios
de
grana
que
derraman
perlas,
no
duermas!
¡Oh
narciso
ebrio
que
la
sangre
bebes,
no
duermas!
Es
noche
de
fiesta
esta
noche,
no
duermas.
Nunca
de
mi
olfato
tu
perfume
huye,
y
nunca
tu
imagen
de
mis
ojos
huye.
Por
ti
noche
y
dia
muero
de
deseo.
El
deseo
sigue
y
la
vida
huye.
Llegó
la
noche
y
¡qué
quemadura
en
este
pecho!¡Qué
sorpresa!
Creo
que
se
inicia
el
dia,
¡qué
sorpresa!
Noche
y
día
no
caben
en
los
ojos
del
amor.
Los
ojos
del
amor
ciegan
los
ojos,
¡qúe
sorpresa!
150
Sí,
tus
excusas
no
bastaban,
ídolo
mío,
llegó
el
sueño
y
de
nos
te
robó.
Duerme
feliz
que
hasta
el
alba
diré
yo:
¡Ay,
tus
ojos
de
narciso
adormecido!
No
hables
de
atadura
-mi
pie
no
está
atado-,
igual
que
tus
bucles
van
ondas
en
ondas.
No
hables
del
cuenco
de
azúcar
que
habita
en
tus
labios,
tampoco
del
fuego
del
labio
que
mora
en
tu
boca.
El
sol
es
doble,
¡qué
dia
es
el
de
hoy!
Fuera
está
de
los
días
y
separado,
el
de
hoy.
Desde
la
rueda
voces
y
lluvias
caen
sobre
los
hijos
de
la
tierra.
¡Perdidos
corazones:
la
buena
nueva!
Es
vuestro
día
el
de
hoy.
Hoy
el
excelso
aplaudiendo
ha
venido.
Visible
y
oculto,
ante
el
alma
ha
venido.
Ebrio,
alegre,
hermoso
e
impaciente
ha
venido.
Por
ello
así
estoy,
que
así
mismo
ha
venido.
Eh,
agua
de
vida,
gota
de
agua
de
tu
cara!
¡Eh,
luna
de
cielo,
reflejo
de
destello
de
tu
cara!
Dije
que
quería
luna
para
la
noche
larga:
noche
de
la
noche
de
tu
bucle
y
luna
de
tu
cara.
Nuestro
sol
y
estrellas,
nuestra
luna
es
él,
nuestro
pecho
y
casa
y
patio
y
vergel,
también
es
la
Caaba;
también
la
promesa
y
el
ayuno
es;
y
hasta
el
Ramadán,
la
noche
del
Ghadr
y
la
fiesta
es
él.