Los Cien Mil Cantos de Milarepa
(Fragmento)


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Milarepa acompañó a Gampopa en su partida hacia el Tíbet Central (Weu), llegando con él hasta Samboche. Cuando llegaron a un puente de piedra, Milarepa le dijo: 

“Venerable monje de Weu, que sea un voto propicio no cruzar el río juntos. Baja tus cargas y deja que padre e hijo platiquen por un rato. Oh, monje de Weu, renuncia al orgullo y al egoísmo, corta los cordeles del afecto y del apego y abandona los deseos mundanos tal como ha de hacerlo un buen budista. Combina todas las enseñanzas en una sola práctica. Ora siempre a mí, nunca te asocies con personas débiles, aquellos cuya avaricia, odio e ignorancia son grandes, pueden contaminarte con tu sombra de pecado. Hay gentes que solamente ven las faltas ajenas y consideran a todos como su enemigo. Ellos envilecen a otros, critican el dharma y traen mala influencia porque en lo profundo del corazón arde siempre el fuego del odio. Para dar un ejemplo: la serpiente no tiene alas, piernas ni manos; lógicamente debe ser una criatura muy débil y mansa, pero en cuanto uno la ve queda lleno de aborrecimiento. Esto es un reflejo del gran odio que existe en la serpiente.

Quien abriga en sí el odio ve a todos los hombres como sus enemigos. Hay otros que son muy mezquinos y todo lo acaparan y almacenan, aún un pedazo de madera o una canasta de piedras. Dicen «Cuando seamos viejos, necesitaremos medios de vida; cuando muramos necesitaremos alimentos para el sacrificio en el cementerio». Dicen que no pueden practicar el dharma sin dinero, que aún un bodhisattva necesita dinero para acumular sus provisiones espirituales; luego condescienden con la usura y todas las formas de especulación, su sangre hierve siempre de codicia. Otras personas dicen: «Este no es el tiempo para que yo practique la enseñanza trascendental. Quién no cultiva su compasión caerá en el sendero Hinayana. Uno nunca debe adherirse a una enseñanza o caerá en el fanatismo y en la estrechez mental». Estas personas están cegadas por la ignorancia; no te asocies con ellas ni prestes atención a sus habladurías. Si hablas con ellos te preguntarán quien es tu maestro y qué clase de dharma practicas, pero tus respuestas de pronto les causarán enojo. Debido a la estrechez de su mente, las buenas advertencias nunca les significarán bien alguno, sino que serán motivo para que incurran en un vituperio. Como resultado de esto perderán su refugio y se harán daño. En otras palabras, una buena advertencia es causa de un mal resultado. Es por esto que nunca debes asociarte con personas que estén dominadas por los tres deseos ponzoñosos. El sagrado Tantra dice: «Estar siete días en un templo hinayana le hace daño al yogui tántrico, no lo beneficia. ¡Como gorrión pequeño y cauteloso espía tu conducta con gran cautela!».

Hijo mío, no te enorgullezcas de tu conciencia y disciplina. Ten armonía con todo; sé paciente y presérvate virtuoso y noble: para tus pensamientos equivocados. Habla menos y evita toda distracción. Mora constantemente en ermitas y emplea todo tu tiempo en adelantar tus aprendizajes. Podrás comprender que tu propia mente es el mismo Buda, pero nunca abandones a tu gurú. Podrás comprender que todos los actos son intrínsecamente puros, pero nunca abandones ni la más pequeña virtud. Podrás comprender que todas las causas y los karmas son vacío, pero debes abstenerte de cometer la más pequeña transgresión. Podrás comprender que tu identidad y la de otros son una en la gran igualdad, pero no debes censurar el dharma ni desamparar a los seres sintientes. Hijo, debes venir a verme el año del conejo, el mes del caballo, el día catorce. Escucha ahora mi canto: