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Nosotros somos de la opinión de que todos los discursos originales de Osho deberían ser, en primer lugar, traducidos total e integramente a todos los idiomas pues forman patrimonio de toda la Humanidad y que cualquier buscador debería poder acceder a ellos, bien pagando o bien gratuitamente --que esa es otra cuestión--. Luego pueden hacerse extractos y otras combinaciones, pero se ha de disponer de los textos originales sin modificaciones.
Lo que en todo caso consideramos incorrecto y contrario al espíritu que nos dejó este gran Maestro es privar intencionadamente a cualquier ser humano que lo desee del alimento que él nos dejó está ahí al alcance de todas las manos. Por eso, y mientras no sean publicados, ofreceremos al publico en general que lo desee y a nivel de préstamo personal y privado, las traducciones de las que disponemos y que vamos realizando por amor a Osho.
CAPITULO 1
I
Ahora, la disciplina del Yoga.
II
Yoga es la cesación de la mente
En los demás estados existe una identificación con las modificaciones de la mente.
Vivimos en una profunda ilusión, la ilusión de la esperanza,
del futuro, del mañana. El hombre, tal y como es no puede existir
sin autoengañarse. Nietzsche dice en algún lugar que el hombre
no puede vivir con lo real: necesita sueños, necesita ilusiones,
necesita mentiras para existir. Y Nietzsche está en lo cierto. Tal
y como es el hombre, no puede existir con la verdad. Esto se ha de entender
completamente porque sin entenderlo no se puede entrar en la indagación
llamada Yoga.
La mente ha de ser comprendida en profundidad; la mente que necesita
mentiras, la mente que necesita ilusiones, la mente que no puede coexistir
con lo real, la mente que necesita de los sueños. No solamente estás
soñando durante la noche; incluso despierto, estás soñando
continuamente. Puedes estar mirándome, puede que me estés
escuchando, pero en tu interior discurre una corriente de sueños.
Continuamente la mente está creando sueños, imágenes,
fantasías.
Los científicos aseguran ahora que un hombre puede vivir sin
dormir, pero que es incapaz de vivir sin soñar. En los tiempos antiguos
se suponía que el dormir era una necesidad, pero ahora la investigación
moderna asegura que el dormir no es necesario. Dormir es necesario en tanto
que te permite soñar. El soñar es lo necesario. Si no se
te deja soñar pero sí dormir, por la mañana no te
sentirás ni fresco, ni vivo. Te sentirás cansado como si
no hubieras podido conciliar el sueño.
La noche tiene períodos, períodos de sueño profundo
y períodos de sueños. Existe un ritmo; de la misma manera
que el día y la noche, hay un ritmo. Al comienzo caerás en
el sueño profundo durante unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos.
Luego empieza la fase del soñar; entonces sueñas. Luego,
de nuevo, el sueño sin sueños; luego otra vez el soñar.
Toda la noche sigue así. Si se te molesta en tu sueño cuando
estás durmiendo profundamente sin soñar, por la mañana
no echarás nada en falta, pero si mientras estás soñando,
tu sueño es alterado, entonces por la mañana te sentirás
completamente cansado y exhausto.
Hoy en día esto puede ser comprobado desde el exterior. Si alguien
está durmiendo, tú puedes juzgar si está soñando
o está dormido. Si está soñando, sus ojos se estarán
moviendo continuamente, como si estuviera viendo algo con los ojos cerrados.
Cuando está profundamente dormido, sus ojos estarán inmóviles,
no se moverán. De modo que si mientras tus ojos se están
moviendo tu sueño es alterado, por la mañana te sentirás
cansado. Cuando los ojos están inmóviles, tu sueño
sí puede ser alterado. Por la mañana no te sentirás
mal.
Muchos investigadores han demostrado que la mente humana se alimenta
de sueños; el soñar es una necesidad, y el soñar es
un autoengaño absoluto. Y no ocurre solamente así por la
noche. Mientras estás despierto, lo mismo se va repitiendo; incluso
durante el día puedes comprobarlo. A veces habrá sueños
flotando en la mente; a veces no habrá sueños.
Cuando estén los sueños, estarás haciendo algo,
pero estarás ausente. Por dentro estarás ocupado. Por ejemplo,
tú estás aquí. Si tu mente atraviesa un estado de
ensoñación, me estarás oyendo sin escucharme en absoluto,
porque tu mente estará ocupada por dentro. Si no estás en
un estado de ensoñación, solamente entonces podrás
escucharme.
De día, de noche, la mente se desplaza desde la ausencia de
sueños al soñar, y luego del soñar a la ausencia de
sueños. Es un ritmo interior. Y no solamente estamos soñando
continuamente; en la vida estamos proyectando esperanzas en el futuro.
El presente es, casi siempre, un infierno. Puedes seguir en él
sólo gracias a la esperanza que has proyectado en el futuro. Eres
capaz de vivir el hoy gracias al mañana. Estás esperando
que algo suceda mañana; que mañana se abran las puertas del
Paraíso. Nunca se abren hoy y cuando el mañana llegue nunca
llegará como el mañana, llegará como el hoy, pero
para entonces tu mente ya se habrá movido de nuevo. Siempre estás
yendo delante de ti mismo; esto es lo que significa soñar. No eres
uno con lo real, con lo cercano, con lo que está aquí y ahora;
estás en alguna otra parte, yendo por delante, saltando hacia delante.
Y a ese mañana, a ese futuro, le has dados numerosos nombres.
Unos lo llaman cielo, otros lo llaman moksha, pero siempre está
en el futuro. Uno piensa en términos de riqueza, pero esa riqueza
está en el futuro. Otro piensa en el Paraíso, y ese Paraíso
llegará después de que hayas muerto, muy lejos, en el futuro.
Desperdicias tu presente por eso que no existe; esto es lo que significa
soñar. No eres capaz de estar aquí y ahora. Estar simplemente
en el presente parece ser difícil.
Puedes vivir en el pasado porque, de nuevo, eso es soñar: recuerdos,
memorias de cosas que ya no existen. O puedes vivir en el futuro, lo cual
es proyectar, lo cual es, otra vez, crear algo desde el pasado. El futuro
no es más que el pasado proyectado de nuevo, con más colorido,
más hermoso, más placentero, pero es el pasado refinado.
No puedes pensar en nada más que en el pasado. El futuro no
es nada más que el pasado proyectado de nuevo, y ambos no existen.
El presente existe, pero nunca estás en el presente. Esto es lo
que significa soñar. Y Nietzsche está en lo cierto cuando
dice que el hombre no es capaz de vivir con la verdad. Necesita mentiras,
vive a través de las mentiras. Nietzsche dice que seguimos diciendo
que deseamos la verdad, pero nadie la quiere. Nuestras mal llamadas verdades
no son más que mentiras, hermosas mentiras. Nadie está dispuesto
a contemplar la realidad desnuda.
Esta mente no puede entrar en el camino del Yoga, porque Yoga
significa una metodología para revelar la Verdad. El Yoga es un
método para llegar a una mente sin ensueños. El Yoga es la
ciencia del aquí y ahora. El Yoga significa que ahora estás
dispuesto a no desplazarte al futuro. El Yoga significa que estás
dispuesto a no tener esperanzas, a no saltar por delante de tu ser. El
Yoga significa encarar la realidad tal y como es.
Por eso uno puede entrar en el Yoga, o en el camino del Yoga, solamente
cuando está absolutamente frustrado con su mente tal y como es.
Si aún esperas alcanzar algo a través de tu mente, el Yoga
no es para ti. Se necesita una total frustración; la revelación
de que esta mente que proyecta es inútil, de que la mente que espera
no tiene sentido; no te conduce a ninguna parte. Simplemente vela tus ojos,
te intoxica, no permite que la realidad te sea revelada. Te protege frente
a la realidad.
Tu mente es una droga. Está en contra de Eso-que-Es. De modo
que, a menos que estés absolutamente frustrado con tu mente, con
tu forma de ser, con lo que has sido hasta ahora, sólo si puedes
abandonar todo eso sin condiciones, entonces podrás entrar en el
camino.
Por eso es que muchos se interesan, pero muy pocos entran, porque tu
interés puede que sea solamente debido a tu mente. Ahora puedes
estar esperando ganar algo a través del Yoga, pero la motivación
de lograr algo está ahí. Puedes volverte perfecto mediante
el Yoga, puede que alcances el feliz estado del ser perfecto, puede que
te unifiques con el Brahman, puede que alcances el sat-chit-anand. Esta
puede ser la causa de que estés interesado en el Yoga. Si éste
es el motivo, entonces no habrá encuentro entre tú y el camino
del Yoga. Entonces estás absolutamente en su contra, moviéndote
en una dirección totalmente opuesta.
Yoga significa que ahora no hay esperanzas, que ahora no hay futuro,
que ahora no hay deseos. Uno está dispuesto a conocer Eso-que-Es.
Uno no está interesado en lo que pudiera ser, en lo que debería
ser, o en lo que debiera ser. ¡No se está interesado en eso!
Uno está interesado solamente en lo que es, porque sólo lo
real puede liberarte, solamente la realidad puede ser la liberación.
Se requiere un desespero total. Ese desespero es llamado dukka por
Buda. Y si te encuentras realmente sumido en el sufrimiento, no tengas
esperanzas, porque tus esperanzas lo único que harán será
prolongar ese sufrimiento. Tu esperanza es una droga. Solamente puede ayudarte
a llegar a la muerte y a ninguna otra parte. Todas tus esperanzas solamente
pueden conducirte a la muerte. Te están conduciendo ya.
Abandona toda esperanza, todo futuro, toda ilusión. Es difícil.
Hace falta valor para encarar lo real. Pero ese instante le llega a todo
el mundo, antes o después. A todo ser humano le llega un momento
en que se siente en total abandono. Todo carece de sentido para él.
Y cuando toma conciencia de que todo cuanto hace es inútil, que
vaya donde vaya no va a ninguna parte, que toda la vida no tiene sentido,
de repente, la esperanza desaparece, el futuro desaparece y por primera
vez se sintoniza con la Existencia, por primera vez te encaras con la realidad.
A menos que ese instante te llegue... puedes seguir practicando asanas,
posturas; eso no es yoga. El Yoga es un giro hacia adentro. Es un giro
de ciento ochenta grados. Cuando dejas de moverte en el futuro, cuando
no vas hacia el pasado, entonces empiezas a moverte hacia tu propio interior
porque tu ser está aquí y ahora, no en el futuro. Estás
presente aquí y ahora; puedes penetrar esta realidad. Pero en este
caso, la mente ha de estar aquí.
Este instante es el indicado por el primer sutra de Patanjali. Antes
de que hablemos sobre el primer sutra, hemos de entender algunas cosas
más. Primero, el Yoga no es una religión; recuerda esto.
El Yoga no es hindú, ni es musulmán. El Yoga es pura ciencia,
como las Matemáticas, como la Física o la Química.
La Física no es cristiana, la Física no es budista. Aunque
los cristianos hayan descubierto las leyes físicas, la Física
no es cristiana. Es un accidente el que las leyes de la Física hayan
sido descubiertas por cristianos. La Física sigue siendo simplemente
una ciencia. El Yoga es una ciencia; es un hecho accidental el que los
hindúes la descubrieran. No es hindú. Es pura matemática
del ser interior. Por esto un musulmán puede ser un yogui, un cristiano
puede ser un yogui, un jaino, un baudha, puede ser un yogui.
El Yoga es ciencia pura y Patanjali es la figura más relevante
en el mundo del Yoga. Este hombre es singular. No hay otro comparable con
Patanjali. Por primera vez en la historia de la Humanidad, este hombre
elevó a la religión al nivel de ciencia, hizo de la religión
una ciencia, simples leyes; no se necesita creencia alguna.
Las mal llamadas religiones necesitan creencias. No hay otras
diferencias entre una y otra religión: la diferencia solamente es
de creencias. Un musulmán tiene ciertas creencias, un hindú
otras, un cristiano otras. La diferencia es de creencias. El Yoga no contiene
ninguna creencia, el Yoga no dice que se tenga que creer en nada. El Yoga
dice que lo experiencies. Del mismo modo que la ciencia dice que experimentes,
el Yoga dice que lo experiencies. El experimentar y el experienciar son
lo mismo, pero sus sentidos son diferentes. Experimentar quiere decir algo
que puedes hacer en relacíon al exterior; experienciar significa
algo que puedes hacer interiormente. El experienciar es un experimento
interno.
La ciencia dice: no creas, duda tanto como puedas. Pero tampoco tengas
creencias en contra porque el ir contra algo es, de alguna forma, una clase
de creencia. Puedes creer en Dios, puedes creer en el concepto de no-Dios.
Puedes decir que Dios existe con una actitud fanática; puedes decir
exactamente lo contrario – que Dios no existe – con el mismo fanatismo.
Los teístas, los ateos, todos son creyentes, y la creencia no pertenece
al plano de la ciencia. “Ciencia” quiere decir experimentar algo, eso que
existe por sí mismo; no se necesita de ninguna creencia. Por esto,
lo segundo que has de recordar es que el Yoga es existencial, experimental,
experiencial. No se requiere ninguna creencia, no se necesita de fe alguna;
solamente el valor de experienciar. Y de eso es de lo que se carece. Eres
capaz de creer con facilidad porque con el creer no vas a ser transformado.
La creencia es algo añadido, algo superficial; tu ser no es cambiado,
no pasas a través de ninguna mutación. Puede que seas hindú
y al día siguiente te conviertas en cristiano. Simplemente cambias,
cambias el Gita por la Biblia. Puedes cambiarlo por el Corán, pero
el hombre que ensalzaba el Gita y que ahora ensalza la Biblia, es el mismo.
Solamente sus creencias han cambiado.
Las creencias son como los vestidos. No se transforma nadasubstancial;
permaneces siendo el mismo. Disecciona un hindú, disecciona un musulmán;
por dentro son lo mismo. El acude a un templo; el musulmán aborrece
el templo. El musulmán acude a la mezquita y el hindú aborrece
la mezquita, pero por dentro son el mismo ser humano.
Creer es fácil porque no se te pide que hagas nada; solamente
es un vestido superficial, un decorado. Algo que puedes dejar de lado cuando
quieras. El Yoga no es una creencia. Por eso es difícil, arduo,
y a veces parece imposible. Es un enfoque existencial. Llegarás
a la Verdad, pero no a través de la creencia, sino a través
de tu propia experiencia, a través de tu propia realización.
Eso significa que tendrás que ser totalmente cambiado. Tus puntos
de vista, tu modo de vida, tu mente, tu psique, han de ser aniquilados
por completo tal como son. Se ha de crear algo nuevo. Solamente con eso
nuevo te pondrás en contacto con la realidad.
Por eso el Yoga es ambas cosas: una muerte y una nueva vida. Has de
morir a lo que eres y a menos que mueras no podrás renacer de nuevo.
Lo nuevo está escondido en tu interior. Eres solamente su semilla
y la semilla debe caer y ser absorbida por la tierra. La semilla ha de
morir; solamente entonces lo nuevo brotará de ti. Tu muerte se convertirá
en tu nueva vida. El Yoga es ambas cosas: una muerte y un nuevo nacimiento.
A menos que estés dispuesto a morir, no podrás renacer. Por
eso, no es cuestión solamente de cambiar de creencias.
El Yoga no es una filosofía. Afirmo que no es una religión,
afirmo que no es una filosofía. No es algo sobre lo que puedas pensar.
Es algo que tendrás que ser; el pensar no te servirá de nada.
El pensar ocurre en tu cabeza, no está en las raíces de tu
ser, no es tu totalidad. Es simplemente una parte, una parte funcional;
puede ser adiestrada. Y puedes argumentar con lógica, puedes pensar
racionalmente, pero tu corazón seguirá siendo el mismo. Tu
corazón es tu centro más profundo; tu cabeza es solamente
un ramal. Puedes vivir sin cabeza; no puedes vivir sin corazón.
Tu cabeza no es la base.
El Yoga se ocupa de la totalidad de tu ser, de tus raíces. No
es algo filosófico. Por eso con Patanjali no vamos a pensar ni a
especular. Con Patanjali trataremos de conocer las supremas leyes del ser,
las leyes de la transformación, las leyes de cómo morir y
cómo renacer de nuevo, las leyes de un nuevo orden del ser. Por
eso lo llamo ciencia.
Patanjali es singular. Es un Iluminado como lo son Buda, Krishna, Cristo,
Mahavira, Mahoma, Zarathustra, pero es diferente en un aspecto. Buda, Krishna,
Mahavira, Zarathustra, Mahoma, ninguno tuvo una actitud científica.
Son grandes fundadores de religiones, cambiaron por completo el modelo
de la mente humana y su estructura, pero su enfoque no es científico.
Patanjali es como un Einstein en el mundo de los Budas. Es un fenómeno.
Fácilmente pudo haber ganado el permio Nobel como Einstein, o Bohr,
o Max Planck, o Heisenberg. Tiene la misma actitud, el mismo enfoque de
una mente rigurosamente científica. No es un poeta; Krishna es un
poeta. No es un moralista; Mahavira es un moralista. Básicamente
es un científico y piensa en términos de leyes y llegó
a deducir las leyes absolutas del ser humano, la estructura suprema del
funcionamiento de la mente humana y de la realidad.
Y si sigues a Patanjali descubrirás que es tan exacto como una
fórmula matemática. Simplemente haz lo que dice y llegará
el resultado. El resultado tendrá que llegar; es como dos más
dos: suman cuatro. Es como si calientas agua hasta los cien grados y se
evapora. No se necesita creencia alguna; simplemente hazlo y lo verás.
Es algo que hay que hacer y ver. Por eso digo que no hay comparación;
nunca ha existido sobre esta Tierra un hombre como Patanjali.
Puedes encontrar poesía en los dichos de Buda; está allí.
Muchas veces mientras Buda se expresaba, era poético. El reino del
éxtasis, el reino del saber supremo es tan hermoso, que la tentación
de ser poético es mucha; la belleza es tal, la felicidad es tal,
que uno empieza a expresarse en lenguaje poético.
Pero Patanjali se resiste a esto. Es muy difícil. Nadie ha sido
capaz de resistirse. Jesús, Krishna, Buda, todos se volvieron poétas.
El esplendor, la belleza, cuando explota en tu interior provoca que te
pongas a bailar, que empieces a cantar. En ese estado eres como un enamorado
que se ha enamorado del universo entero.
Patanjali resiste eso. No empleará la poesía, ni siquiera
empleará un sólo símbolo poético. No tratará
nada poéticamente, no hablará en términos de belleza.
Hablará en términos matemáticos. Será exacto
y te proporcionará máximas. Esas máximas son indicaciones
sobre lo que hay que hacer. El no estallará en éxtasis, no
dirá cosas que no puedan ser dichas, no intentará lo imposible.
Solamente establecerá las bases, y si sigues esas bases llegarás
a la cumbre que está más allá. Es un matemático
riguroso.
El primer sutra:
Ahora la disciplina del Yoga.
Atha yoga nush asanam
Ahora la disciplina del Yoga. Cada palabra ha de ser entendida por separado porque Patanjali no emplea palabras superfluas.
Ahora la disciplina del Yoga.
En primer lugar trata de comprender la palabra “ahora”. Este “ahora”
indica el estado de mente del que te estaba hablando.
Si estás desilusionado, si no tienes esperanzas, si eres consciente
de la completa futilidad de todo deseo, si ves tu vida como carente de
sentido – todo lo que has estado haciendo hasta ahora ha muerto, nada queda
en el futuro – estás en un absoluto desespero; lo que Kierkegaard
llama angustia. Si estás angustiado, sufriendo, sin saber qué
hacer, sin saber adónde ir, sin saber a quién mirar, al borde
mismo de la locura o del suicidio o de la muerte, todo el modelo de tu
vida se ha vuelto fútil. Si este momento ha llegado, Patanjali dice,
Ahora la disciplina del Yoga; solamente entonces podrás entender
la ciencia del Yoga, la disciplina del Yoga.
Si ese momento no ha llegado, puedes continuar estudiando Yoga, puedes
convertirte en un gran erudito, pero no serás un yogui. Podrás
escribir tesis sobre ello, podrás dar discursos sobre ello, pero
no serás un yogui. El momento aún no te ha llegado. Intelectualmente
puedes estar interesado; mediante tu mente puedes relacionarte con el Yoga,
pero el Yoga no es nada si no es una disciplina. El yoga no es un shastra,
no es un texto. Es una disciplina. Es algo que has de hacer. No es curiosidad,
no es especulación filosófica. Es algo más profundo
que esto. Es cuestión de vida o muerte.
Si ha llegado el momento en que sientes que todas las direcciones se
han vuelto confusas, en que todos los caminos han desaparecido, que el
futuro es oscuro y que cada deseo se ha vuelto amargo, y que con cada deseo
solamente has conocido desencanto, que todo ir en pos de esperanzas y sueños
ha cesado,
Ahora la disciplina del Yoga
Este “ahora” puede no haber llegado. Entonces puedo seguir hablando
del Yoga, pero tú no escucharás. Solamente podrás
escuchar si el momento te ha llegado.
¿Estás absolutamente insatisfecho? Todo el mundo contestará,
“sí”, pero esa insatisfacción no es real. Estás insatisfecho
con esto, puede que estés insatisfecho con esto otro, pero no estás
totalmente insatisfecho. Todavía albergas esperanzas. Estás
insatisfecho con tus expectativas pasadas, pero con las futuras aún
estás esperando. Tu insatisfacción no es total. Todavía
estás suspirando por alguna satisfacción, por alguna gratificación.
A veces te sientes desesperado, pero esa desesperación no es
auténtica. Te sientes desesperado porque no has logrado ciertos
anhelos; ha habido esperanzas no satisfechas. Pero la esperanza aún
está ahí, la esperanza no ha desaparecido. Aún esperas.
Estás insatisfecho con esta esperanza, con esa ilusión, pero
no estás desencantado del esperar en sí. Si estás
desencantado con el esperar mismo, entonces te ha llegado el momento en
que puedes penetrar en el Yoga. Y entonces está introducción
no será algo mental, especulativo. Esta entrada será una
introducción a una disciplina.
¿Qué es disciplina? Disciplina quiere decir crear un
orden en ti. Tal y como eres, eres un caos. Tal y como eres, estás
en absoluto desorden. Gurdjieff solía decir – y Gurdjieff se asemeja
en muchas maneras a Patanjali; trataba de diversas maneras de hacer de
la esencia de la religión una ciencia – , Gurdjieff dice que
no eres uno, que eres una multitud. Ni siquiera cuando dices “yo”, existe
el “yo”. Hay muchos “yoes” en ti, muchos egos. Por la mañana un
“yo”; por la tarde, otro “yo”; por la noche, un tercer “yo”, pero nunca
te das cuenta de esta confusión porque ¿quién será
el que vaya a darse cuenta? No existe un centro que pueda llegar a hacerse
consciente.
Que “el Yoga es una disciplina” quiere decir que el Yoga quiere crear
un centro cristalizado en ti. Tal y como eres, eres una multitud, y una
multitud posee muchas características. Una es que no puedes confiar
en una multitud. Gurdjieff solía decir que el hombre no puede prometer.
¿Quién será el que prometa? Tú no estás
allí. Si tú prometes, ¿quién cumplirá
la promesa? Al día siguiente, aquél que prometió ya
no estará allí.
La gente acude a mí y me dice, “Ahora haré un voto. Prometo
hacer esto”. Yo les digo “Piénsatelo dos veces antes de prometer
algo. ¿Confías acaso que el que ha hecho la promesa esté
presente dentro de un rato?” Decides levantarte pronto desde mañana
en adelante; a las cuatro en punto. A las cuatro en punto, alguien en tu
interior dice, “Déjalo. Hace frío afuera. ¿Y por qué
tienes tanta prisa? Podemos hacerlo mañana.” Y te duermes de nuevo.
Cuando te levantas te sientes arrepentido, y piensas, “Eso no está
bien. Debería haberlo hecho”. Y de nuevo tomas la decisión,
“Mañana lo haré”. Y lo mismo sucederá mañana
porque a las cuatro de la madrugada aquél que hizo la promesa ya
no está allí; otro está en su silla. Y tú eres
como el Rotary Club: el presidente va cambiando. Todos los miembros llegan
a ser presidentes. Existe una rotación. A cada momento alguien distinto
es el amo.
Gurdjieff solía decir, “Esta es la principal característica
del hombre: no es capaz de prometer”. No puedes cumplir tus promesas. Sigues
prometiendo y sabes bien que no podrás cumplirlo, porque no eres
uno; eres un desorden, un caos. Por esto Patanjali dice, “Ahora la disciplina
del Yoga”. Si tu vida se ha convertido en puro sufrimiento, si te has dado
cuenta de que cualquier cosa que haces se convierte en un infierno, entonces
el momento ha llegado. Este momento puede cambiar tu dimensión,
tu dirección del ser.
Hasta ahora has vivido como un caos, como una multitud. Yoga significa
que ahora tendrás que ser una armonía, tendrás que
hacerte uno. Se necesita una cristalización, se necesita un centramiento.
Y a menos que logres un centro, todo lo que hagas será inútil.
Es desperdiciar vida y tiempo. En primer lugar es necesario un centro,
y solamente puede ser dichosa una persona que tiene un centro. Todo el
mundo quiere tenerlo, pero tú no puedes pedirlo. ¡Has de ganártelo!
Todo el mundo suspira por un estado de felicidad en su ser, pero solamente
se puede ser feliz con un centro. Una multitud no puede ser feliz, una
multitud no posee un Yo. No tiene un atman. ¿Quién será
el que va a ser feliz?
“Felicidad” significa absoluto silencio y el silencio es posible
solamente cuando existe armonía, cuando todos los fragmentos disonantes
se han vuelto uno; cuando no se es una multitud, sino uno. Cuando
estás solo en la casa y no hay nadie más allí, entonces
eres feliz. Ahora mismo tienes a todo el mundo en tu casa; tú no
estás allí. Solamente los invitados están allí;
el anfitrión está siempre ausente. Y solamente el anfitrión
puede ser feliz.
A este centramiento Patanjali lo llama “disciplina”, anushaa-nam. La
palabra “disciplina” es hermosa. Deriva de la misma raíz que “discípulo”.
“Disciplina” quiere decir “capacidad de apren-der”, “capacidad de saber”.
Pero no puedes saber, no puedes aprender, mientras no hayas alcanzado la
capacidad de ser.
Una vez un hombre acudió a Buda y le dijo... debió de
haber sido un reformador social, un revolucionario. Le dijo a Buda, “El
mundo está sumido en el sufrimiento. Estoy de acuerdo contigo”.
Buda nunca dijo que el mundo estuviera sumido en el sufrimiento. Buda dice,
“Tú eres tu sufrimiento”, no el mundo. La vida es el sufrimiento,
no el mundo. El hombre es el sufrimiento, no el mundo. La mente es el sufrimiento,
no el mundo. Pero este revolucionario le dijo, “El mundo está sumido
en el dolor. Estoy de acuerdo contigo. Ahora dime exactamente qué
es lo que puedo hacer. Tengo una profunda compasión y deseo servir
a la Humanidad.”
El servicio debió de haber sido su lema. Buda le miró
y permaneció en silencio. Ananda, un discípulo de Buda, le
dijo, “Este hombre parece ser sincero. Guíalo. ¿Por qué
guardas silencio?” Entonces Buda le dijo a aquel revolucionario, “Quieres
servir al mundo, pero ¿dónde estás tú? No veo
a nadie en tu interior. Miro en ti y no hay nadie. No posees ningún
centro y, a menos que poseas un centro, todo lo que hagas creará
más daño”. Todos tus reformadores sociales, todos tus revolucionarios,
tus líderes, son los grandes engendradores de sufrimiento, los traficantes
de sufrimiento. El mundo sería mejor si no existieran los líderes.
Ellos no pueden ayudar. Han de hacer algo porque el mundo está sumido
en el sufrimiento. Y al no estar centrados, hagan lo que hagan, creará
más sufrimiento. La compasión sola no servirá, el
servicio a solas no servirá. La compasión proveniente de
un ser centrado es algo totalmente distinto. La compasión proveniente
de una multitud es dañina. Esa compasión es un veneno.
Ahora la disciplina del Yoga
Disciplina significa capacidad de ser, capacidad de saber, capacidad
de aprender. Debemos entender estas tres cosas.
La capacidad de ser. Las posturas del Yoga no se ocupan realmente del
cuerpo; se ocupan de la capacidad de ser. Patanjali dice que si eres capaz
de sentarte en silencio sin mover tu cuerpo durante unas pocas horas, estás
creciendo en la capacidad de ser. ¿Por qué te mueves? No
puedes sentarte sin estar moviéndote, ni tan sólo unos pocos
segundos. Tu cuerpo empieza a moverse. Sientes picor en cierto sitio, las
piernas se adormecen, muchas cosas empiezan a pasarte. Esas son solamente
excusas para que te muevas.
No eres el amo. No le puedes decir al cuerpo, “A partir de ahora y
durante una hora, no voy a moverme”. El cuerpo se rebelará de inmediato.
Inmediatamente te obligará a moverte, a que hagas algo y te lo justificará:
“Has de moverte porque un insecto te está picando”. Puede que no
encuentres al insecto cuando lo busques. No eres un ser; eres una constante
agitación, una continua actividad febril. Las asanas de Patanjali,
las posturas, no se ocupan realmente de ningún adiestramiento
fisiológico, sino de un adiestramiento interior del ser; simplemente
ser, sin hacer nada, sin ningún movimiento, sin actividad alguna,
solamente estando allí. Este permanecer allí ayudará
al centramiento.
Si eres capaz de permanecer en una postura, el cuerpo se convertirá
en un esclavo; te seguirá. Y cuanto más te siga el cuerpo,
un mayor ser morará en tu interior, habrá en ti un ser más
fuerte. Y, recuerda, si el cuerpo no se mueve, la mente no puede moverse,
porque la mente y el cuerpo no son dos cosas; son dos extremos de un mismo
fenómeno. Tú no eres cuerpo y mente, eres cuerpo-mente. Tu
personalidad es psicosomática; las dos cosas: cuerpo-mente. La mente
es la parte más sutil del cuerpo. O puedes decirlo a la inversa,
el cuerpo es la parte más burda de la mente.
Por eso cualquier cosa que le pase al cuerpo, le pasa a la mente y
viceversa; cualquier cosa que le pasa a la mente le pasa al cuerpo. Si
el cuerpo está inmóvil y tú puedes mantener una postura,
si puedes decir al cuerpo, “Quédate inmóvil”, la mente guardará
silencio. En realidad, la mente empieza a moverse y trata de mover el cuerpo,
porque si el cuerpo se mueve, entonces la mente puede moverse. Con un cuerpo
inmóvil, la mente no puede moverse; necesita de un cuerpo que se
mueva.
Si el cuerpo está inmóvil, la mente está inmóvil;
tú estás centrado. Esta postura de inmovilidad no es solamente
una habilidad fisiológica. Sirve para crear una situación
en la que se dé el centramiento, en la cual te vuelvas disciplinado.
Cuando tú eres, cuando te has centrado, cuando sabes lo que esto
significa, entonces puedes aprender, porque entonces eres humilde. Entonces
puedes entregarte. Entonces ningún falso ego se colgará de
ti porque una vez que estás centrado sabes que todos los egos son
falsos. Entonces puedes postrarte. Entonces habrá nacido un discípulo.
Ser un discípulo es un gran logro. Solamente a través
de la disciplina llegarás a ser un discípulo. Solamente mediante
el estar centrado llegarás a ser humilde, te volverás receptivo,
te volverás vacío, y el gurú, el Maestro, podrá
vertirse en ti. Con tu vacío, con tu silencio, él podrá
llegar y alcanzarte. La comunicación se hará posible.
Un discípulo quiere decir uno que está centrado, que
es humilde, receptivo, abierto, que está dispuesto, alerta, esperando,
en oración. En Yoga, el Maestro es muy, muy importante, absolutamente
importante, porque solamente cuando estás en la íntima
cercanía de un ser que está centrado, se despierta tu propio
centro.
Ese es el significado de satsang. Conoces la palabra satsang. Está
absolutamente mal empleada. Satsang quiere decir íntima-mente cerca
de la Verdad, significa cerca de la Verdad, significa próximo a
un Maestro que se ha vuelto uno con la Verdad; solamente estar cerca de
él, abierto, receptivo y expectante. Si tu espera se ha vuelto profunda,
intensa, surgirá una profunda comunión.
El Maestro no hará nada. Simplemente estará allí,
asequible. Si estás abierto, fluirá en ti. A este fluir se
le llama satsang. Con un Maestro no tendrás necesidad de aprender
nada más. Si puedes aprender a estar en satsang, eso es suficiente;
simplemente estando cerca de él, sin preguntar, sin pensar,
sin argumentar, solamente allí presente, asequible de tal forma
que el ser del Maestro pueda fluir en ti. Y el ser puede fluir. De hecho
ya está fluyendo. Siempre que alguien alcanza la integridad, su
ser se convierte en una radiación. El fluye. Tanto si lo recibes
como si no, no es importante. El fluye como un río. Si estás
vacío como una vasija, dispuesto, abierto, él fluirá
en ti.
Un discípulo significa uno que está dispuesto a recibir,
uno que se ha convertido en un útero; el Maestro puede penetrarle.
Este es el significado de la palabra satsang. No es realmente un discurso;
el satsang no es un discurso. Puede que haya un discurso, pero el discurso
es una excusa. Vosotros estáis aquí y yo hablaré sobre
los sutras de Patanjali. Esto es una excusa. Si estás realmente
aquí, entonces el discurso, la charla, se convierte en una excusa
para que tu estés aquí, para que estés presente. Y
si realmente estás aquí, empieza el satsang. Puedo fluir
y ese flujo es más profundo que cualquier charla, que cualquier
comunicación mediante el habla, que cualquier encuentro contigo
a través del intelecto.
Mientras tu mente está ocupada, si eres un discípulo,
si eres un ser disciplinado, mientras tu mente está ocupada en escucharme,
tu ser puede estar en satsang. Entonces tu cabeza está ocupada;
tu corazón está abierto. En un nivel más profundo,
surge entonces el encuentro. Ese encuentro es satsang y todo lo demás
es una excusa solamente en función de encontrar formas de
estar cercano al Maestro.
La proximidad lo es todo, pero solamente un discípulo puede
estar cerca. No todo el mundo puede estar cerca. La cercanía significa
una confianza amorosa. ¿Por qué no estamos próximos?
Porque tenemos miedo. Demasiado cerca puede ser peligroso, demasiado abierto
puede ser peligroso porque te vuelves vulnerable y entonces te será
difícil defenderte. De modo que, como medida de seguridad,
nos mantenemos a distancia de todo el mundo, nunca dejamos que se aproximen
a partir de una determinada distancia.
Todo el mundo tiene un territorio a su alrededor. Siempre que alguien
invade tu territorio, te asustas. Todo el mundo posee un espacio al que
proteger. Tú estás sentado a solas en tu habitación.
Un desconocido entra en tu habitación. Fíjate simplemente
en el instante en que verdaderamente te asustas. Hay una cierta distancia.
Si él traspasa ese punto, si va más allá de ese punto,
te asustas, te entra miedo. Empiezas a sentir un temblor repentino. El
puede moverse dentro de unos ciertos límites.
Estar cercano quiere decir que ahora no tienes ningún territorio
propio. Estar cerca quiere decir ser vulnerable; estar cerca quiere decir
que suceda lo que suceda no vas a pensar en términos de seguridad.
Un discípulo puede estar cerca por dos razones. Una: él
está centrado, está tratando de estar centrado. Una persona,
aunque sólo esté tratando de estar centrada, pierde el miedo,
se vuelve intrépida. Posee algo que no puede ser matado. Tú
no tienes nada; de ahí el miedo. Eres una multitud. La multitud
puede dispersarse en cualquier momento. No posees ningún apoyo que
vaya a estar allí suceda lo que suceda. Estás existiendo
sin un apoyo, sin una base; un castillo de naipes, siempre atemorizado.
Cualquier viento, cualquier brisa puede destruirte, de modo que has de
protegerte.
Debido a esta constante protección no puedes amar, no puedes
confiar, no puedes ser amistoso. Puedes tener muchos amigos, pero no habrá
amistad porque la amistad necesita proximidad. Puedes tener esposos y esposas
y ésos que llamas amantes, pero no hay amor porque el amor requiere
proximidad, el amor necesita confianza. Puedes tener gurús, puedes
tener Maestros, pero no serás un discípulo porque no te puedes
permitir entregarte por completo a otro, acercarte a su ser, aproximarte
a su ser, de modo que pueda inundarte, subyugarte.
Un discípulo quiere decir un buscador que no es una multitud,
uno que trata de estar centrado y cristalizado, que al menos lo intenta,
que se esfuerza, que se esfuerza sinceramente por convertirse en un individuo,
en sentir su propio ser, en llegar a ser su propio amo. Todo la disciplina
del Yoga es un esfuerzo para hacerte el amo de ti mismo. Tal y como eres,
eres un esclavo de muchos, muchos deseos. Hay muchos, muchos amos ahí
y tú eres simplemente un esclavo y eres lanzado en muchas direcciones.
Ahora la disciplina del Yoga
El Yoga es disciplina. Es un esfuerzo de tu parte por cambiarte a ti
mismo. Hay muchas más cosas que han de ser comprendidas. El Yoga
no es una terapia. En Occidente están ahora en boga muchas terapias
psicológicas y muchos psicólogos occidentales piensan que
el Yoga es también una terapia. ¡No lo es! Es una disciplina.
¿Y cuál es la diferencia? Esta es la diferencia: se necesita
una terapia si estás enfermo, se necesita una terapia si tienes
una enfermedad, se necesita una terapia si tienes una patología.
Se necesita una disciplina aunque estés sano. En realidad, solamente
cuando estás sano puede una disciplina ayudarte. No es para casos
patológicos. El Yoga es para aquellos que están completamente
sanos, normales, por lo que respecta a la ciencia médica. No
son esquizofrénicos, no están locos, no están neuróticos.
Son gente normal, gente sana sin ninguna patología determinada.
Y aún así son conscientes de que sea lo que sea esa normalidad,
es algo fútil, sea lo que sea, la salud no sirve de nada. Se necesita
algo más, se necesita algo más grande, se necesita algo más
sagrado y más total.
Las terapias son para la gente enferma. Las terapias pueden ayudarte
a llegar al Yoga, pero el Yoga no es una terapia. El Yoga es para una clase
de salud superior, para una clase de salud diferente, para una clase de
ser y de totalidad diferente. La terapia puede, a lo sumo, reajustarte.
Freud dice que no podemos hacer más. Podemos hacer de ti un miembro
normal, adaptado a la sociedad. Pero si la sociedad en sí misma
es patológica, entonces ¿qué? ¡Y es así!
La sociedad está enferma. Una terapia puede normalizarte en el sentido
de que te ajusta a la sociedad, ¡pero la sociedad está en
sí misma enferma!
Por eso, a veces sucede que en una sociedad enferma una persona que
está sana es considerada enferma. Jesús es considerado un
enfermo y se hacen todos los esfuerzos posibles para reajustarlo. Y cuando
descubren que es un caso sin esperanzas, entonces lo crucifican. Cuando
descubren que no pueden hacer nada, que este hombre es incurable, entonces
lo crucifican. La sociedad está enferma en sí misma porque
la sociedad no es más que tu colectividad. Si todos los miembros
están enfermos, la sociedad está enferma y cada uno de los
miembros ha de adaptarse a ella.
El Yoga no es una terapia, el Yoga no trata en forma alguna de adaptarte
a la sociedad. Si quieres definir al Yoga en términos de adaptación,
entonces no es una adaptación a la sociedad, sino que su adaptación
es a la Existencia misma. ¡Es sintonizarse con lo Divino!
De modo que puede suceder que un perfecto yogui pueda parecerte un
loco. Puede que parezca que no está en sus cabales, que está
fuera de su mente, porque ahora él está en comunicación
con algo mayor, con una mente superior, con un orden de cosas más
elevado. Está en contacto con la mente universal. Siempre ha sucedido
así: un Buda, un Jesús, un Krishna, siempre parecen, de algún
modo, excéntricos. No pertenecen a lo nuestro; parecen ser forasteros.
Por eso les llamamos avataras, forasteros. Han llegado como si vinieran
de otro planeta; no son como nosotros. Pueden ser superiores, pueden ser
buenos, pueden ser divinos, pero no son como nosotros. Vienen de alguna
otra parte. No son parte de nuestro ser, de la Humanidad. El sentimiento
de que son forasteros ha ido persistiendo; ¡no lo son! Ellos son
los que verdaderamente están dentro, porque han tocado el núcleo
más interno de la Existencia. Pero a nosotros no nos lo parecen.
Ahora la disciplina del Yoga.
Si tu mente se ha dado cuenta de que cualquier cosa que hayas estado
haciendo hasta ahora carece de sentido, de que es una pesadilla en el peor
de los casos, o un bello sueño en el mejor de los casos, entonces
el camino de la disciplina se abre ante ti. ¿Cuál es ese
camino?
La definición fundamental es,
Yoga es la cesación de la mente
chitta vritti nirodha.
Te dije que Patanjali es puramente matemático. En una sola frase, Ahora la disciplina del Yoga, ha acabado contigo. Esta es la única frase que ha sido empleada para ti. Ahora da por sentado que estás interesado en el Yoga, no como una esperanza, sino como disciplina, como una transformación aquí y ahora. El procede a definirlo:
Yoga es la cesación de la mente
Esta es la definición de Yoga; la mejor. El Yoga ha sido definido de muchas formas. Algunos dicen que el Yoga es el encuentro de la mente con lo Divino, por eso se denomina Yoga. Yoga significa encuentro, reunión. Otros dicen que Yoga quiere decir abandonar el ego; el ego es la barrera. En el momento en que te desprendes del ego, te reúnes con lo Divino. Ya estabas unido; sólo que por culpa del ego parecía que estabas separado. Y hay muchas, pero la de Patanjali es la más científica. Dice,
Yoga es la cesación de la mente
Yoga es el estado de no-mente. La palabra “mente” lo cubre todo: tus
egos, tus deseos, tus esperanzas, tus filosofías, tus religiones,
tus escrituras. “Mente” lo abarca todo. Todo aquello que puedas pensar,
es mente. Todo lo que es conocido, todo lo que puede ser conocido, todo
lo que es cognoscible, está contenido en “mente”. La cesación
de la mente quiere decir la cesación de lo conocido, la cesación
de lo cognoscible. Es un salto a lo desconocido. Cuando no hay mente, estás
en lo desconocido. El Yoga es un salto a lo desconocido. No es correcto
decir “desconocido”, es mejor decir, “incognoscible”.
¿Qué es la mente? ¿Qué es lo que hace la
mente? ¿Qué es? Por lo general creemos que la mente es algo
substancial que tenemos en la cabeza. Patanjali no está de acuerdo
con esto, y nadie que haya conocido las interioridades de la mente lo estará
tampoco. La ciencia moderna tampoco está de acuerdo. La mente no
es algo substancial dentro de la cabeza. La mente es solamente una función,
una actividad.
Caminas y dices que estás caminando. ¿Qué es caminar?
Si te detienes, ¿dónde está el caminar? Si te sientas,
¿dónde se ha ido el caminar? El caminar no es nada substancial;
es una actividad. Por eso mientras estás sentado nadie te pregunta,
“¿Dónde has dejado tu caminar? Hace un momento caminabas,
¿dónde se ha ido ahora?” Te reirías. Le dirías,
“El caminar no es algo substancial; es sólo una actividad. ¡Puedo
caminar! De nuevo puedo caminar y puedo detenerme. Es una actividad”.
La mente también es una actividad, pero debido a la palabra
“mente”, parece como si allí hubiera algo substancial. Es mejor
llamarla “mentalizar”, de la misma forma que dices “caminar”. Mente quiere
decir “mentalizar”; mente quiere decir pensar. Es una actividad.
He citado una y otra vez a Bodhidharma. Llegó a la China y el
emperador de la China fue a verle. El emperador le dijo, “Mi mente está
muy inquieta, muy alterada. Tú eres un gran sabio y te he estado
esperando. Dime que he de hacer para tranquilizar mi mente”.
Bodhidharma le dijo, “No hagas nada. Primero trae ante mí tu
mente”. El emperador no pudo entenderlo. Le dijo, “¿Qué quieres
decir?” El contestó, “Ven de madrugada, a las cuatro en punto, cuando
aquí no haya nadie. Ven solo y acuérdate de traer tu mente
contigo”.
El Emperador no pudo conciliar el sueño en toda la noche. Muchas
veces abandonó la idea: “Este hombre parece estar loco. ¿Qué
querrá decir cuando dice «Ven con tu mente; no te olvides»?”
Pero ese hombre era tan encantador, tan carismático que no fue capaz
de anular la cita. Como si un imán le estuviera atrayendo, a las
cuatro en punto saltó de la cama y se dijo a sí mismo, “Pase
lo que pase, he de ir. Este hombre tiene algo. Sus ojos dicen que
tiene algo. Parece estar un poco loco, pero aún así he de
ir a ver que ocurre”.
Cuando llegó, Bodhidharma estaba sentado con su gente. Le dijo,
“¿De modo que has venido? ¿Dónde está tu mente?
¿La has traído o no?”
El Emperador le dijo, “Dices tonterías. Cuando estoy aquí,
mi mente está aquí y no es algo que pueda olvidar en cualquier
sitio. Está en mí”. A lo que Bodhidharma replicó,
“De acuerdo. De modo que lo primero está decidido: la mente está
dentro ti”. El emperador le dijo, “Cierto, la mente está dentro
de mí”. Bodhi-dharma le dijo, “Ahora cierra tus ojos y encuentra
dónde está. Y si eres capaz de descubrir dónde está,
dímelo de inmediato. La apaciguaré”.
Así que el emperador cerró sus ojos, y lo intentó
e intentó, buscó y buscó. Cuanto más miraba,
más se daba cuenta que no existía la mente; la mente es actividad.
No es algo que haya ahí y que puedas señalarlo. Pero en el
instante en que él se dio cuenta de que no era nada, entonces el
absurdo de su pregunta le resultó evidente. Si no es nada, no se
puede hacer nada con ella. Si es una actividad, entonces no hagas esa actividad;
eso es todo. Es como caminar: no camines.
Abrió sus ojos. Se postró ante Bodhidharma y le dijo,
“No hay una mente que pueda ser encontrada”. Bodhidharma le dijo, “Entonces
te la he tranquilizado. Y siempre que sientas que estás inquieto,
simplemente mira dentro de ti y busca donde está esa intranquilidad”.
El observar mismo es anti-mente, porque observar no es pensar. Y si observas
intensamente toda tu energía se convierte en una mirada y esa misma
energía es la que se convertía en movimiento y pensamiento.”
Yoga es la cesación de la mente
Esta es la definición de Patanjali. Cuando no hay mente, estás
en el Yoga. Cuando la mente está presente, no estás en Yoga.
De modo que puedes practicar todas las posturas, pero si la mente sigue
funcionando, si sigues pensando, no estás en el Yoga. Yoga es el
estado de no-mente. Si puedes estar sin la mente, sin adoptar ninguna postura,
te habrás convertido en un perfecto yogui. Esto ha sucedido a muchos
sin adoptar postura alguna, y no les ha sucedido a muchos otros que han
estado practicando posturas durante numerosas vidas.
Porque lo fundamental que hay que entender es: cuando la actividad
del pensar no está presente, tú estás presente; cuando
la actividad de la mente no está presente, cuando los pensamientos
han desaparecido, cuando son como nubes, cuando han desaparecido, tu ser,
como el cielo, está despejado. Siempre ha estado allí, solamente
que cubierto de nubes, cubierto de pensamientos.
Yoga es la cesación de la mente
En Occidente, en la actualidad, hay una gran atracción por el
Zen, un método japonés de Yoga. La palabra “zen” proviene
de dhyana. Bodhidharma introdujo esta palabra dhyana en China. En China
la palabra dhyana se convirtió en jan y luego en chan y entonces
la palabra viajó a Japón y se convirtió en zen.
La raíz es dhyana. Dhyana significa no-mente, de forma que todo
el adiestramiento zen en Japón no es más que cómo
parar la mente, cómo llegar a ser una no-mente, cómo permanecer
simplemente sin pensar. ¡Inténtalo! Cuando digo que lo intentes
parece algo contradictorio porque no hay otra forma de decirlo. Porque
si lo intentas, con sólo intentarlo, el esfuerzo provendrá
de la mente. Puedes sentarte en una postura y entonar algún japa,
un cántico, un mantra, o simplemente puedes sentarte en silencio,
sin pensar. Pero entonces el no pensar se convierte en pensar. Entonces
sigues diciendo: “No he de pensar, no he de pensar, he de dejar de pensar”,
pero esto es puro pensar.
Trata de entenderlo. Cuando Patanjali dice no-mente, la cesación
de la mente, quiere decir una completa cesación. No te permitirá
que entones un japa, Ram-Ram-Ram. El te dirá que esto no es dejar
de pensar, que estás usando la mente. Te dirá, “¡Simplemente,
detente!” Pero tú le preguntarás, “¿Cómo? ¿Cómo
he de hacer para simplemente parar?” La mente continua. Aún estando
sentado, la mente continúa. Aunque tú no lo hagas, ella sigue
actuando.
Patanjali dice que simplemente observes. Deja que la mente actúe,
deja que la mente haga lo que sea que haga. Tan sólo observa. No
interfieras. Sé simplemente un testigo, sé un observador,
sin implicarte, como si la mente no te perteneciera, como si no fuera contigo,
como si no fuera asunto tuyo. ¡No te impliques! Solamente observa
y deja a la mente que fluya. Está fluyendo debido a su inercia anterior,
porque siempre la has ayudado a fluir. La actividad ha almacenado su propia
inercia, por eso fluye. Simplemente no cooperes. Observa y deja que la
mente fluya.
Durante muchas, muchas vidas, puede que durante millones de vidas,
has cooperado con ella, la has ayudado, le has dado tu energía.
El río seguirá fluyendo un rato. Si no cooperas, si te despreocupas
– la palabra que emplea Buda es upeksha, observando sin implicarte, simplemente
observando, sin hacer absolutamente nada – la mente fluirá por un
rato y se parará por sí misma. Cuando gasta su inercia, cuando
la energía ha fluido, la mente se para. Cuando la mente se para,
estás en el Yoga; has alcanzado la disciplina. Esta es la definición:
Yoga es la cesación de la mente
Entonces el testigo se halla asentado en sí mismo
Cuando la mente cesa, el testigo se encuentra asentado en sí
mismo. Cuando puedes simplemente observar, sin estar identificado con la
mente, sin juzgar, sin hacer valoraciones, sin condenar, sin escoger, simplemente
mirando como fluye la mente, llega un momento en que, por sí misma,
la mente se detiene.
Cuando no hay mente, estás asentado en tu posición de
testigo. Entonces te has convertido en el testigo; simplemente el que ve,
un drashta, un sakshin. Entonces no eres el que actúa, entonces
no eres el que piensa. Entonces eres simplemente ser, puro ser, lo más
puro del ser. Entonces el testigo se halla asentado en sí mismo.
En los demás estados existe una identificación
con las modificaciones de la mente.
Excepto cuando eres un testigo, en todos los demás estados, te
hallas identificado con la mente. Te vuelves uno con el flujo de tus pensamientos,
te vuelves uno con las nubes; a veces con una nube blanca, a veces con
la nube negra, a veces con una nube cargada de lluvia, a veces con una
nube vacía, pero siempre te unificas con el pensamiento, te haces
uno con la nube y te pierdes la pureza del cielo, la pureza del espacio.
Te obnubilas, y esta obnubilación sucede porque te identificas,
porque te haces uno.
Llega un pensamiento. Estás hambriento y el pensamiento relampaguea
en tu mente. El pensamiento es simplemente que hay hambre, que el estómago
se siente hambriento. Inmediatamente te identificas y dices, “Yo tengo
hambre”. La mente estaba llena con la idea de que había hambre;
tú te has identificado y dices, “Yo tengo hambre”. Esta es la identificación.
Buda también siente hambre, Patanjali también siente
hambre, pero Patanjali nunca dirá, “Tengo hambre”. Dirá,
“El cuerpo tiene hambre”; dirá, “Mi estómago tiene hambre”;
dirá, “El hambre está presente. Yo soy un testigo. Estoy
viendo el pensamiento de que “Tengo hambre” y que ha sido enviado
por el estómago al cerebro. La tripa siente hambre; Patanjali permanecerá
como testigo. Tú te identificas, te unificas con el pensamiento.
Entonces el testigo está asentado en sí mismo
En los demás estados existe identificación
con las modificaciones de la mente
Esta es la definición,
Yoga es la cesación de la mente
Cuando la mente cesa, estás establecido en tu Yo de testigo.
En los demás estados, excepto en éste, surgen las identifi-caciones.
Y todas las identificaciones constituyen el samsara; constituyen el mundo.
Si estás inmerso en las identificaciones, estás inmerso en
el mundo, en el sufrimiento. Si has trascendido las identificaciones, estás
liberado. Te has convertido en un sidha, estás en el Nirvana. Has
trascendido este mundo de sufrimiento y has entrado en el mundo de la felicidad.
Y este mundo está aquí y ahora, ahora mismo, en este
mismo momento. No has de esperar ni un sólo instante. Simplemente
conviértete en el testigo de la mente y ya habrás entrado.
Identifícate con la mente y te lo habrás perdido. Esta es
la definición fundamental.
Recuérdalo todo porque, más adelante, con otros sutras,
entraremos en detalles: qué hay que hacer, cómo hay que hacerlo,
pero siempre recuerda este fundamento.
Uno ha de alcanzar el estado de no-mente: ésta es la meta.